Lo cierto es que la crisis financiera se venía caldeando desde hace años. Para empezar, el 2004, la Agencia Inmobiliaria y Urbanística del Gobierno Federal de los E.U. logró que tanto la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios como la Asociación Nacional Federal de Hipotecas, ofrecieran créditos hipotecarios que sumaban billones de dólares a familias a las que normalmente no se les hubiese desembolsado dinero (los llamados créditos "subprime"). Desde ese año hasta el 2006, ambas financieras, subsidiadas anualmente con alrededor de 5 billones de dólares por servir para propósitos públicos gastaron mas de 400 billones de dólares en títulos, basandose en dicho crédito y realimentando la burbuja inmobiliaria.
El problema es que hoy por hoy, esas personas a las que se les dió crédito subprime (que por lo demás tiene particularmente altos intereses) son incapaces de pagar sus deudas. En efecto, millones de pesonas que se suponía se iban a beneficiar de esto, hoy pierden sus hogares en medio de la crisis. Todo esto porque la agencia se negó a evaluar la capacidad de estas personas para enfrentar su deuda; y sin embargo ambas corporaciones (financistas de alrededor del 40% de las hipotecas gringas) catalogaron como rentables los préstamos. Esto se veía venir: el 2003, R. Paul dió un discurso en el congreso en el que avisaba de que las políticas de gobierno estaban impulsando créditos a gente que no podrían pagar, decía que esto claramente conduciría a un salvataje tal y como los que todos hemos visto.
La estrecha relación entre este tipo de corporaciones y el estado terminan en este tipo de desastres. Es decir, el 2006 la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios recibió la multa histórica entregada por la Comisión Electoral Federal mas grande jamás vista por financiar ilegalmente campañas políticas. En efecto, también se teme que el salvataje de los 700 billones esconda actividades ilegales pues H. Paulson, impulsor de la idea, trabajaba en un cargo de primera línea para Goldman Sachs Group, uno de los principales beneficiarios del rescate. De hecho, Paulson ha contratado ejecutivos de este grupo como consejeros, fuera de que antiguos consejeros del Secretario del Tesoro de E.U. se unieron a bancos que también se beneficiaron de la ley.
Todo esto, sumado a una explosión en cuanto a los crecientes montajes para conseguir crédito, son causas fundamentales para entender parte de lo que está sucediendio. Es decir, en Estados Unidos, desde el 2003, se han disparado en un 140% las investigaciones de fraudes hipotecarios. La gente engaña a estas instituciones normalmente para conseguir crédito. Pero hay que darse cuenta de que en efecto estas empresas se dedican a prestar plata y ganan muchísimo dinero al hacerlo: mueren de ganas. En efecto, si no quieren prestar es porque tienen una alto grado de certeza para considerar que el dinero no se pagará dadas las características de la persona. De hecho, justamente la mayor parte de las veces que se falsean los datos para conseguir préstamos se termina por verificar el poder predictivo esta estadística. El poco control que se logra ejercer sobre a quién se le presta ha sido un factor de profunda importancia en la crisis.
En fin, igualmente todo el mundo al final de cuentas termina despotricando contra el sistema capitalista. ¡Que el libre mercado no funciona! y ¡Que el estado debe actuar! Sin más, por ejemplo, vemos a Lagos diciendo "Mire lo qué pasó en Estados Unidos, y esa es una expresión de lo que ocurre cuando usted deja libre las fuerzas de mercado". Al parecer, el libre mercado hace un buen papel como chivo expiatorio. Sin embargo, es malo sacar conclusiones apresuradas, claramente los que detentan el poder estan ávidos por llegar a la conclusión de que el poder debe intervenir en el mercado. Hay que tener siempre a la vista que a fin de cuentas gran parte de los problemas en E.U. se generaron por este tipo de medidas intervencionistas.
Y no hay que engañarse: muchas veces los que parecen los más neoliberales resultan ser todo lo contrario: en este caso, los gringos. Para ejemplificar, tomemos el caso de la dictadura en nuestro país, por lo pronto, tan asociada al libre mercado capitalista. Para empezar, hoy por hoy es conocido el hecho de que durante ese régimen, los altos cargos de las grandes empresas privadas fueron mayormente ocupados por funcionarios de las fuerzas armadas. Pero no sólo eso, además el dólar se fijó a un precio determinado, e incluso, la fijación del dólar terminó por generar una fuerte depresión que impulsó a la dictadura a establecer otras medidas, como que la tasa de interés debía ser regularizada por el Banco Central. Bueno, y para que mencionar cuestiones como las de Banco Riggs. Por lo menos los más socialistas exhiben clara y abiertamente sus intenciones de poner las garras en el pastel. A los otros hay que descubrirlos manos en la masa.
Volviendo al tema actual, no es de extrañarnos entonces que no haya mejorado mucho la cosa con la inyección de dinero. No necesariamente se está buscando sanear la economía. Al seguir dándole dinero a estos bancos, el estado, en efecto, alimenta más la especulación dando una mala señal de seguridad a pesar de los riesgos. En efecto, no podemos terminar pensando que por el sólo hecho de que el gobierno intervenga, las cosas se van a arreglar; como mencionábamos, malas intervenciones pueden multiplicar las catástrofes.
Y acá no se trata de hacer una apología del capitalismo y el libre mercado, tan crueles a ratos. Hay que enfatizar, en cambio, en la labor del gobierno, que debe centrarse más en vigilar que se cumplan bien las reglas, y menos a cambiarlas. El estado debe intervenir los mercados regularizandolos cuando se generen situaciones en las que la concentración del poder económico vaya en desmedro del bienestar de la gente. En esa dirección, lo que se está haciendo en E.U. al salvar a los bancos no es otra cosa mas que lo opuesto, en contraposición a, por ejemplo, lo que hubiese sido ayudar a los deudores originales a pagar sus hipotecas, o intentar disminuir el pánico generalizado que se está produciendo.
Trayendo el tema a Chile, hay que limpiar las cabezas de los paradigmas preestablecidos. El libre mercado debe dejar de perseguirse como un enemigo. El libre mercado es sólo un fenómeno invitable, ni bueno ni malo: a fin de cuentas siempre va a tener que haber intercambio. Lo mejor que podemos hacer entonces es entenderlo, y con esto, luchar contra los verdaderos enemigos: la corrupción, los fraudes, las estafas y la concentración del poder económico.