♣Título: Enchanted Glass
♣ Autor: Diana Wynne Jones
♣Traductor: Gema Moraleda
♣Género: Fantasía
♣Editorial: Nocturna
♣ Número de páginas: 333
♣ ISBN: 978-84-938013-3-5
«Cuando Jocelyn Brandon murió (a una edad muy avanzada, como es lo normal en el caso de los magos), legó su casa a su nieto Andrew». Andrew siempre ha adorado la casa, en especial sus vidrieras mágicas. Pero ahora, al verse como dueño de ella, se da cuenta de que las cosas no son tan fáciles como pensaba: para empezar, están la guardesa, tiránica y vengativa, y el jardinero, maniático y gruñón (pero que, al menos, tiene una hermosa sobrina llamada Stashe). Además, no hay que olvidar a Aidan Cain, un huérfano de doce años que aparece un día para solicitarle protección de unos seres mágicos (entre otros, Titania, Oberón y Puck) que lo persiguen, ni al señor Brown, un siniestro vecino que trata de invadir la barrera mágica que protege la casa. Y, sobre todo, está la magia.
La magia es un as en la manga de esta autora y nos tiene a todos acostumbrados a envolvernos en un cuento de fantasía, con personajes de habilidades de ensueño o criaturas que estarán de nuestro lado o en nuestra contra. En Cristal Embrujado la cosa sigue la misma línea: tenemos a la familia de magos Brandom, del que ya sólo queda un sucesor, el joven profesor Andrew Hope, quien acaba de recibir en herencia la milenaria Melstone House, donde se crió todos los veranos de su niñez. Allí su abuelo, el mago Jocelyn Brandom, le dejó escondido muchísimos secretos que deberá descubrir por él mismo, empezando por la hermosa vidriera de colores de la puerta de la cocina.
Cuando comienzas la lectura de esta novela, no sabes qué esperarte, y eso la hace sorprendente; los personajes se irán mostrando en fila india ante nuestros ojos y comenzaremos a vivir el día a día de este protagonista que se gana nuestro cariño rápidamente. Conocemos a la señora y el señor Stock (que, aunque compartan apellido, no son parientes ni nada parecido), los trabajadores de la casa y los responsables de muchas de nuestras sonrisas; bien nos reiremos con las coliflores con queso o las verduras de tamaño inimaginable. Particularmente me hizo mucha gracia un comentario del señor Stock en el que decía que él no aprobaba las barbas (fue tan absurdo que me tuve que reír). Y a parte de estos simpáticos personajes, llegará el turno de Aidan Cain, un huérfano huido de una casa de acogida que busca desesperadamente al abuelo fallecido de Andrew. Se llevará un buen chasco al descubrir ese dato, pero Andrew le abrirá las puertas su casa cuando se entere de que este chico anda perseguido por unos “Acosadores”, unas criaturas extrañas que no pueden entrar en las casas sin ser invitados y que gritan poderosamente su nombre (mal pronunciado, claro; la mayoría de las veces lo llamarán Adrián). Casi al mismo tiempo que Aidan, aparecerá Stashe, la sobrina del señor Stock, quien trabajará como secretaria para el ruinoso y desordenado profesor Andrew. Hasta ahí, ya tendríamos a todos los personajes más importantes, y cabe decir que son el punto más fuerte de la novela por su gran carisma y derroche de diálogos divertidos. Además, la narración experta de la autora, os sabrá llevar de un lado a otro, siempre con la risa de fondo, llamando a la inteligencia con múltiples referencias al folklore inglés (se nombran a los Leprechaun, por ejemplo) y obras teatrales famosísimas como, Sueño de una noche de verano y Romeo y Julieta, de Shakespeare (no por nada, Oberon, Puck, Mad y Titania, serán una pieza clave en la historia).
Sin embargo, la trama de la historia la encontré infantil y el motivo es simple: el desarrollo aunque es perfecto al principio, luego pasa por los acontecimientos de manera muy superflua, como hace por ejemplo con el romance entre Andrew y Stashe, demasiado precipitado y sinsentido. La narración es jovial y sencilla, perfecta para todas las edades, pero la trama en sí se me hizo algo floja y en algunas ocasiones no me enganchó. Hay algún que otro cabo sin atar (como el motivo de por qué Andrew conoce la verdadera Historia y a qué se refiere) y, el final, como mucho, sucede de manera fugaz. Y sin profundizar demasiado en el tema de las vidrieras, tengo que decir que me habría gustado que gozaran de más protagonismo, porque me dio la sensación de que trataron muy levemente su magia y su utilidad.
Pero si tuviera que recomendar esta novela a alguien, acudiría directamente a los amantes del género fantástico y de la buena prosa de Diana Wynne Jones; tiene un gran encanto y atraerá por igual a fanáticos de El Castillo Ambulante gracias a la magia que rodea Melstone y sus habitantes. En ciertos momentos me imaginé a todos los personajes al más puro estilo “El profesor Layton”, del famoso juego de la Nintento DNS (Andrew era Layton, y Aidan su pupilo inseparable). Sin lugar a dudas Cristal Embrujado es una novela que se recordará por haber pertenecido a la cálida y brillante bibliografía de una autora encumbrada por los elogios más respetados (los de nosotros, lectores de a pie, más que los de críticos sin dueño), y es una suerte encontrarla hoy en día en nuestro país, con una portada preciosa de mano de Cris de Cos-Estrada (ilustradora habitual de Nocturna) y correcta traducción de Gema Moraleda (también, muy habitual de la editorial).
Ya sabéis, pequeños duendecillos, hados y hadas del mundo mágico, si os habéis perdido, preguntad en Melstone House, ellos sabrán el camino. Y si tenéis suerte, puede que os den una de esas famosas coliflores con queso. ¡Guardadme un trozo!
DIANA WYNNE JONES (Londres, 1934-2011). Es autora de más de cuarenta novelas y una de las principales voces de la literatura fantástica actual. En 1977 publicó la primera parte de su serie Los mundos de Chrestomanci. Nueve años después apareció su novela El castillo ambulante, que fue llevada al cine en una adaptación de Hayao Miyazaki, cuya historia prosiguió en El castillo en el aire (1990) y La casa de los mil pasillos (2008, Nocturna, 2010).