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9/10
El cine de Paul Thomas Anderson se está convirtiendo con el pasar de los años en un cine más complejo de lo habitual. Magnolia y Punch Drunk Love eran trabajos muy inteligentes pero algo más "light" en comparación a sus predecesoras There Will be Blood y The Master. Esta última (que ha conseguido tres nominaciones a los Oscars de este año) puede considerarse como un trabajo de una gran magnitud, cargado de una historia no del todo fácil pero que viene a confirmar a Anderson como el mejor director norteamericano de la actualidad.
The Master es un drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convertirá en la mano derecha de este líder religioso. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas.
¿Necesitamos de amos?
Algo que quizás no es de sorprender pero que igual hay que resaltar ampliamente es la complejidad de los personajes que construye Anderson en sus films, los cuales son dignos de estudio. En The Master nos encontramos ante un ejercicio de cine inteligente, soberbio, cargado de matices, y con un guión provisto de momentos alucinantes. Analiza con detenimiento el comportamiento humano y la vulnerabilidad del hombre ante la sociedad; la influencia que pueden ejercer las masas ante seres confinados y perdidos y el camino a la redención o la búsqueda por la plena satisfacción del alma. Son temas difíciles de abordar y de llevar a cabo. pero que ante la capacidad que entrega P. T. Anderson para sumergirnos en la odisea particular de sus personajes se vuelve un auténtico placer. Si vamos a llegar pensando que el film muestra con claridad y parsimonía cómo se construyó la iglesia de la cienciología (de gran atractivo para estrellas de Hollywood), estamos muy equivocados, y es mejor sacarnos esa idea de la mente. Anderson vuelve difícil lo que pudo ser fácil y convierte de por sí a su película en un reto de complicada envergadura. La historia empieza con Freddie Quell, un hombre que después de la guerra y estar en la marina se halla en un momento de su vida de vacío existencial. Él es un ser violento, autodestructivo, obsecionado por el sexo, quien actúa más por instinto que por razonamiento; tras varios intentos de sostenerse en un trabajo formal termina cayendo en un crucero en donde conoce a quien a la larga sería su mentor, Lancaster Dodd, un hombre con ideologías particulares y su séquito de subditos afines a sus creencias. Ambos empezarán una historia extraordinaria en la que él (Freddie) servirá de experimento sobre cómo restaurar y devolver a la sociedad a un hombre afectado y atormentado.
The Master plantea el factor del complemento; Dodd y Freddie son dos personas distintas entre sí; el uno necesita del otro para poder sentirse realizados, se empieza a forjar entre ellos una estrecha relación de padre e hijo que desbordará en una relación de confianza mutua. Freddie es un personaje que necesita de una familia, y Dodd se la brinda. Por medio de estupendas escenas (como la del interrogatorio en el crucero) se va desarrollando y podemos percatarnos del crecimiento que sostienen, una relación de amor-odio que se manifiesta y concreta con el pasar del metraje. Plantea la fragilidad del ser humano ante el engaño o el poder de influencia que muchos poseen para "arrear gente" a sus filosofías (aunque se trate de un charlatán que se contradice totalmente y reacciona ante estímulos por medio del insulto). Plantea la esencia de la libertad y la búsqueda espiritual: porque ante todo el film es una radiografía a la América de post-guerra y cómo muchos seres, psicológicamente atormentados, buscaban resarcirse de las consecuencias que marcaron su vida en aquel período. The Master es intensa y juega con la ambigüedad. Todo puede tener un doble significado y es allí cuando como experimento visual y argumental gana puntos (que esté abierta para todo tipo de interpretaciones). Es una experiencia para los sentidos de difícil asimilación; se disfruta más como film contemplativo digno de análisis que como mero entretenimiento visual o histórico. La película retrata el hecho de que todos los seres necesitamos de un amo en la vida. En la escena final se contempla la pregunta de Dodd a Quell: "Si descubres una forma de vivir sin servir a ningún amo, sea cual fuere, cuéntanos a los demás cómo lo lograste, pues serías el primero en la historia del mundo.", frase que considero resume el film en su esencia y finaliza mordazmente una feroz y caótica relación. La película, como todo film de Anderson, goza de una extraordinaria puesta en escena. La dirección de fotografía está a cargo de Mihai Malaimare Jr. y resulta sorprendente conocer que ha sido ignorado por los miembros de la Academia pues el uso del color, los matices, el juego de luces es extraordinario. Además la banda sonora compuesta por Jhonny Greenwood es realmente sugestiva y seductora brindando un equilibrio preciso entre las imágenes. The Master presenta uno de los mejores duelos interpretativos de la década desde ya. Phoenix ofrece con suma naturalidad y entrega una caracterización sorprendente: postura, gestos, expresiones, acentos, todo juega a su favor para que lo considere el mejor intérprete del año (con el permiso de Daniel Day-Lewis); a ello añadimos la labor de un magnífico Phillip Seymour Hoffman, brillando con una intensidad descomunal. Las secundarias de lujo como Amy Adams y Laura Dern, en papeles exigentes cumplen satisfactoriamente, haciendo que la película entera sea un goce absoluto.
Llena de hipótesis, teorías, filosofías o creencias, The Master independientemente de su propósito es un bocado cinematográfico del altura; de difícil disección pero de admirable factura y complementos extraordinarios. De lo mejor del 2012.