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Sigfrid Monleon dirige esta producción basada en el libro “Jaime Gil de Biedma” de Miguel Dalmau y que narra la vida de este poeta español. Una película centrada en sus escarceos amorosos y sexuales que desperdicia una gran oportunidad de dar a conocer la vida no sexual del aristócrata.
Este ambicioso proyecto parte de una base errónea: Marcar y desarrollar una vida en función de sus momentos sexuales. Es una lástima que la oportunidad de mostrar una película histórica que nazca con la intención de enseñar la obra y acontecimientos de Jaime Gil de Biedma se convierta en un film erótico centrado en sus vicios y orientación sexual.
Jordi Mollá crea un personaje histriónico, complejo y más interesado en disfrutar de los atributos sexuales de sus amantes (previo pago o no) que de los negocios familiares que desarrollaba por los países extranjeros. Las luchas de poder, la forma de dirigir esas empresas, sus obras, sus versos, su influencia en el sector literario y demás consideraciones son obviadas por Sigfrid Monleón.
El resto del plantel interpretativo actúa como comparsas del actor de "La buena estrella" encabezados por una Bimba Bosé sosa y con poco margen de maniobra debido a que pasa más tiempo disfrutando de los placeres carnales que manteniendo una conversación.
Este enfoque sólo se puede explicar por un intento del director por crear un film que cause impacto e incluso escandalice a un determinado nicho de la población. Sin embargo actualmente esa fase empieza a estar superada y ya no es fácil lograr ese golpe de efecto.
En definitiva, una película floja en su presentación y erróneo en su planteamiento. Sólo queda aprender de los errores.
José Daniel Díaz
Este ambicioso proyecto parte de una base errónea: Marcar y desarrollar una vida en función de sus momentos sexuales. Es una lástima que la oportunidad de mostrar una película histórica que nazca con la intención de enseñar la obra y acontecimientos de Jaime Gil de Biedma se convierta en un film erótico centrado en sus vicios y orientación sexual.
Jordi Mollá crea un personaje histriónico, complejo y más interesado en disfrutar de los atributos sexuales de sus amantes (previo pago o no) que de los negocios familiares que desarrollaba por los países extranjeros. Las luchas de poder, la forma de dirigir esas empresas, sus obras, sus versos, su influencia en el sector literario y demás consideraciones son obviadas por Sigfrid Monleón.
El resto del plantel interpretativo actúa como comparsas del actor de "La buena estrella" encabezados por una Bimba Bosé sosa y con poco margen de maniobra debido a que pasa más tiempo disfrutando de los placeres carnales que manteniendo una conversación.
Este enfoque sólo se puede explicar por un intento del director por crear un film que cause impacto e incluso escandalice a un determinado nicho de la población. Sin embargo actualmente esa fase empieza a estar superada y ya no es fácil lograr ese golpe de efecto.
En definitiva, una película floja en su presentación y erróneo en su planteamiento. Sólo queda aprender de los errores.
José Daniel Díaz
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