Foto: Fox Pictures
La fascinante historia de Piscine Molitor Patel
El taiwanés Ang Lee, uno de los directores más versátiles de la actualidad, regresa a la pantalla grande con La vida de Pi. Un relato mágico y con visos de parábola, que nos sumerge en la fascinante historia de Piscine, Pi, un joven hindú cuya vida no dejará indiferente a nadie.Cuenta Ang Lee que hubo dos elementos que le llamaron la atención para rodar esta adaptación de la novela de Yann Martel. Por un lado, utilizar una nueva tecnología, el 3D, y por otro, desarrollar una historia espiritual.Dicho y hecho, porque en La Vida de Pi se da una arriesgada combinación de espectacularidad visual y simbología religiosa, cuyo final revela que estamos ante una historia más profunda de lo que parece.
Contada en forma de flashback a cargo de su protagonista, La Vida de Pi desprende cierto aroma a cuento del realismo mágico. El inicio del film, colorido y fantasioso en muchos momentos (como cuando Pi le cuenta al escritor el origen de su nombre o su peculiar relación con la fe y con diferentes dioses) me recordó un poco a Amelie. Resulta curioso, porque Jean Pierre Jeunet fue uno de los directores interesado en adaptar esta novela. Si bien esta primera parte no es la más brillante en su conjunto, resulta trascendental para adentrarnos en la personalidad de Piscine Molitor Patel, el chico hindú que se debate entre el escepticismo científico de su padre y la religiosidad de su madre. Dos visiones contrapuestas y de gran importancia en La vida de Pi, que subrayan uno de sus mensajes principales: que la fe es algo completamente personal. Una vez que entra en escena el conflicto dramático (el naufragio del carguero japonés en donde viajan Pi, su familia y los animales del zoo) llegan las mejores secuencias. Es aquí, donde el director de títulos tan dispares como La Masa o Brokeback Mountain, exprime la tecnología digital. La filmación de la tormenta es espectacular y podría incluirse desde ya en las mejores secuencias de desastres marítimos.
Pero no todo son efectos visuales, ni imágenes deslumbrantes salidas de un relato de aventuras marinas. Uno de sus puntos fuertes es que Lee logra que nos metamos en la piel del protagonista. Durante más de 70 minutos somos testigos de como Pi lucha por sobrevivir en pleno Océano Pacífico. Acompañado por un tigre con nombre de humano, el joven actor que da vida a Pi (Suraj Sharma) reflexiona sobre la vida, la fe... y consigue emocionarnos en más de una ocasión.Y luego está el final; sorprendente, inesperado, un revés en el guion que te deja reflexionando varios días. Estoy segura de que cada espectador, como yo lo he hecho, lo reconstruirá según sus propias creencias personales. Unos se quedarán con la visión más descarnada, y cruel y otros se aferrarán a lo simbólico. En cualquier caso, si no recuerdo mal, Pi le dice algo así al escritor que ha escuchado su odisea: "Tú decides con qué historia quedarte." Lo mejor: Dirección, efectos visuales, puesta en escena, música de Mychael Danna, fotografía de Claudio Miranda, el juego que propone entre realidad y fantasía.Lo peor: En 2D no resulta la misma experiencia. La narración alterada entre pasado y presente afecta al ritmo del film y hace que no sea redonda.Valoración: No le pondría un 8, pero se merece las 4 minimarilyns.
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