Hizo un día bastante frío, ideal para acompañar una locura de estas características!! Con viento, una temperatura de unos 10 grados y sin nada de sol… No había nada más apetecible que darse un bañito en las “cálidas” aguas del Mediterráneo.
Y la prueba en sí, todo un desafío. El año pasado, a pesar de caer en febrero, tuvimos suerte y el día salió fantástico, con lo cual, exceptuando en el agua, no pasamos frío en ningún momento. Este año, por el contrario, sólo el hecho de ponerte en bañador ya suponía un serio esfuerzo, y más para alguien tan friolero como yo! Tras diez largos minutos de espera tiritando a la intemperie, dieron la salida, y sin pensarlo, me lancé al agua. El golpe de frío fue bastante curioso…no lo recomiendo. Eché a nadar y en los dos minutos y medio que duró la prueba sólo estaba pensando en salir del agua!! No podía ni respirar del frío. Al cruzar la meta, no me encontraba en mi mejor momento. Me costaba respirar, el corazón me iba a mil por hora y me encontraba mareada…y lo peor de todo que la gente hablaba y reía en bañador como si nada! Yo me tuve que vestir corriendo, y aún así tardé lo mío en volver a ser persona. Se ve que a mí esto del frío como que no!
Y aunque en un principio dijera que no repetía ni muerta, hoy si digo que es una experiencia que merece la pena. Además pasamos un día estupendo.