La Coruña ofreció una soberbia bienvenida a las asistentes al I encuentro Diván Romántico.
Hasta el impredecible clima norteño estuvo de nuestra parte; el sol y las buenas temperaturas nos acompañaron durante un fin de semana en el que reinaron la risa, la charla amena, y la emoción.
Debo ser de las últimas en subir la crónica de este evento, pero necesitaba la perspectiva que sólo el tiempo puede ofrecer. Escribir desde la emoción de dos días sumamente intensos y ofrecer información objetiva me resultaba imposible. Y es que más allá de la alegría de reencontrarte con amigas y de la satisfacción de comprobar que cada vez son más las aficionadas al género que se lían la manta a la cabeza y recorren cientos de kilómetros para estar allí donde se organice un evento, más allá de los debates y las preguntas, está la conciencia -quizás aún no completamente consciente en todas por igual- de que estamos siendo partícipes de un proceso importantísimo: la gestación, aún en estado embrionario, de nuestra novela romántica.
Por primera vez, y a pesar de que hubo una mesa específicamente dedicada al tema de la influencia de la novela romántica anglosajona y otra al ámbito de la traducción y corrección, desde el principio tuve la sensación de que no nos habíamos reunido allí para hablar de ellas, sino de nosotras; de nuestras autoras y de nuestras novelas. Aún cuando en palabras de María José Losada nuestras autoras representaron menos del 12% en el total de novelas románticas publicadas en 2010, sus voces resuenan con poderío en la preferencia de muchas lectoras. Los Top Ventas de la FNAC o El Corte Inglés ahora incluyen nombres muy nuestros: Jezz Burning, Megan Maxwell, Nieves Hidalgo, Angeles Ibirika… (y más recientemente, Noelia Amarillo ¡felicidades, Noe!).
Ahora, existimos. Y prueba de ello es que más de sesenta personas nos dimos cita el sábado 2 de julio en el I Encuentro Diván Romántico que se celebró en las instalaciones del Hotel Riazor, en La Coruña. Tengo que decir, además, que fue el evento romántico más participativo que recuerdo; devorábamos el tiempo de debate haciendo que incluso resultara necesario pasar a la tarde una de las mesas previstas para la mañana.
Para las que no habéis podido estar allí, con nosotras, aquí va mi crónica.
Angeles, Jezz, Trini, Helena y Marta
Arrancamos con “Buscando un estilo propio: técnicas de escritura y documentación” a cargo de las escritoras Jezz Burning, Angeles Ibirika, Marta Andrés y Helena Nieto en la que cada una nos habló de su método de trabajo.
A destacar:
Creo que entre todas se ocuparon de derribar el mito de que escribir novela romántica, es “sentarse y ponerse a escribir”. Pienso que la mayoría de la gente ignora el ingente y minucioso trabajo de planificación que hay detrás de cada escena y cada personaje. Oír la detallada lectura del método de trabajo de Jezz me resultó demoledor incluso a mí, que uso ese mismo método.
Otro tanto destacaría de la segunda mesa, “Traducción y corrección”, en las que las traductoras María José Losada y Ana Sánchez hablaron de su forma de trabajar y las dificultades que encuentran y cómo las salvan. ¡3 correcciones y un total de 5 lecturas por libro! Soy traductora, por tanto, lo que contaron me resultó familiar. Sin embargo, por los comentarios y expresiones de las asistentes, resultó claro que no imaginaban que detrás de aquel titulo de SEP o Sherylin del que tanto disfrutaron, había un trabajo tan minucioso de traducción.
También me gustó la intervención de Lucía de Vicente, en esta ocasión, en su faceta de correctora. Ofreció
Ana, María José y Lucía
pautas útiles a las autoras y al referirse a la cantidad de manuscritos que llegan a la editorial plagados de errores orto-tipográficos y de estilo, subrayó la necesidad de que los escritores encaren su trabajo con profesionalidad. Destacó que son los autores quienes deben ocuparse de la corrección del manuscrito -contratando los servicios de un profesional, preferentemente-, no dejárselo al corrector de la editorial, que es lo que suele suceder.
¿Qué decir a ésto? Estoy de acuerdo. Ofrecer historias que enganchen no es suficiente; tienen que estar bien escritas. Sin embargo, y como soy de las que piensan que cuando se coge el palo, se cogen las dos puntas, reconozco que a mi lado diablo el comentario le hizo cosquillas. Tiene su gracia pedir profesionalidad a escritores nóveles de un género que, en España al menos, impide la profesionalización, entre otras cosas porque las editoriales que pagan adelantos, pagan muy poco, y son cada día menos. En fin… Será cuestión de buscarse un trabajito de fin de semana este verano para poder pagarle al corrector
Amaya, Lydia y Mariché
La mesa “Primera publicación” tuvo la participación de las autoras Lydia Leyte y Amaya Felices, que compartieron su experiencia con la primera novela publicada y cómo recibieron la noticia, y de Mariché Gómez, editora de El Maquinista que lo contó desde el punto de vista de quien da la noticia. Me hizo sonreír su alusión al gran silencio que precede a la explosión de júbilo. A nivel humano, creo que debe ser una de las partes más gratas del trabajo de un editor; ser portador de tan buenas noticias y estar ahí para verlo (bueno, para “oírlo”).
Lo que destaco de esta mesa vino como resultado de una pregunta que le formularon a Mariché Gómez respecto del criterio que utiliza a la hora de rechazar un manuscrito. Respondió que la editorial está “condicionada por la colección”, y les preocupa innovar por temor a que no funcione. Es lo que pienso, lo que he escrito en otras ocasiones y la razón por la cual la consolidación del género (en castellano como idioma original) en España tomará tiempo.
Pepe de la Rosa
Tras dos horas largas disfrutando de un menú apetitoso y charla abundante con las compañeras de mesa, retomamos el debate, esta vez con la mesa “Las claves del éxito para las nuevas autoras”.
La verdad es que me resulta difícil ser objetiva cuando se trata de Pepe de la Rosa. Creo que es un gran comunicador, capaz de sintetizar al máximo sin dejar de ser ameno. Todo cuanto dijo -y dijo muchísimo- me resultó importante y útil. Lo único que eché en falta fue que las otras dos intervenciones previstas para esa mesa no pudieran hacerse por falta de tiempo. Me habría gustado oír qué tenían que aportar al tema Menchu Garcerán y Megan Maxwell.
En cuanto a los detalles de la intervención de Pepe, “Las 5 claves de la novela romántica”, no aludiré a ellas aquí para no extenderme más, pero si estás interesada, escríbeme y te paso mis notas.
Eran las cinco y media de la tarde cuando le llegó el turno a la Mesa “Autopublicación y Edición Digital”, a cargo de Sheyla Drymon, Kelly Dreams y Yolanda Quiralte en la que originariamente estaba anunciada mi participación. Trataban un tema que me apasiona, y como si ésto no fuera suficiente para captar mi total atención, además, las sillas de las ponentes estaban ocupadas por mujeres que admiro. Si me sigues a través del blog sabes que descubrí a las autoras digitales gracias al comentario que me dejó una visitante, y que “investigándolas” quedé tan impresionada por su trabajo que decidí dedicarles un apartado en mis Conexiones Románticas. Simple y llanamente, para mí, representan la cara más audaz, pujante y fresca del género.
Sheyla, Kelly y Yolanda
Al fin le tocó el turno a la mesa “Influencia de la romántica anglosajona”. Teresa Cameselle y Pilar Cabero hablaron de la influencia, de sus autoras favoritas, de cómo se enamoraron del género que hoy escriben… y yo no paraba de tomar notas. Tengo un cuenta pendiente con la romántica histórica, que hasta el momento no ha conseguido atraparme, y quería contagiarme de la admiración que teñía sus palabras cuando leían algún párrafo o rememoraban emociones vividos al leerlas. Salí de allí con el firme compromiso de leer a Diana Gabaldon, y de darle otra oportunidad a la Kinsale con su “Flores en la tormenta”.
Pilar, Teresa y Patricia
Y cuando me llegó el turno, hablé de la no-influencia en mi caso. Sé que resultó curioso, y que posiblemente haya quien se preguntara qué pintaba una “no influenciada” en una mesa que trataba sobre la influencia (de hecho, por eso yo misma sugerí a mis compañeras intervenir en tercer lugar), pero creo que sirvió para subrayar otra perspectiva del tema: la innegable influencia de las anglosajonas en las autoras españolas ha contribuido a que hoy disfrutemos de excelentes novelas escritas en castellano, pero también habría sido posible conseguirlo sin esa influencia; tenemos grandísimas escritoras de novela romántica. Punto.
Y ahora, dejaré a un lado mis notas de cronista, y permitiré que mi corazoncito se exprese.
Trini Palacios, Amaya Felices y Megan Maxwell
Para Trini: te escribí ésto en un mensaje privado, y lo repito aquí: “decirte que me lo he pasado genial, sería quedarse cortísimo. Has anudado tan bien todos los cabos, y coordinado de forma tan eficiente el trillón y medio de detalles que hacen al evento y sin embargo no tienen que ver con lo que captan las fotos, que conseguiste que todo fuera como coser y cantar para los asistentes. A pesar de los nervios y la emoción, me he sentido cómoda, bien recibida y arropada, y estoy segura de que todos los allí presentes comparten mi opinión. Lo has bordado, guapa. Así que te felicito, te doy las gracias de corazón y te digo, desde ya, que si repites (¡y por Dios, no se te ocurra no hacerlo!), me apunto. Exactamente en las mismas condiciones; para lo que creas que pueda serte útil, cuenta conmigo“. El resto del mensaje queda entre tú y yo
Para Mercedes (Molist): gracias por hacer posible que Princesa luciera, coqueta, en tu escaparate ¡me hizo muchísima ilusión verla allí! También por el cariño y las facilidades que me brindaste y por ser tan, tan, tan maja.
Nuestras novelas - Librería Molist
Para Kelly Dreams: eres como te imaginaba -sincera, cercana y encantadora-. Ha sido genial conocerte, ¡darte un abrazo, al fin! y compartir tiempo contigo. ¡Que se repita!
Kelly Dreams y Patricia Sutherland
Para Iratxe (de Librerías Tintas de Bilbao): ufff… cada vez que recuerdo tus palabras -todas ellas, las que me dijiste en privado y las que “cantaste” a todo el mundo acerca de Princesa cuando yo estaba en la mesa de las torturas-, me invade la emoción. Gracias, Iratxe, por hacerme sentir tan súper-requete-especial
Iratxe, Megan y Laura
Para mis compis y “teacher”: José de la Rosa, Megan Maxwell, Ángeles Ibirika, Pilar Cabero, Lydia Leyte y Helena Nieto.
Es fantástico descubrir que, independientemente del tiempo que haya transcurrido desde la última vez, y como comentaban Lydia y Megan, la sensación al volver a vernos es siempre la misma y se resume en cuatro palabras “como te decía ayer…”. Hemos establecido un vínculo que no entiende de años ni de kilómetros, y eso, es un regalo.
Pepe, Trini y las chicas de la Rosa
Gracias a todos los asistentes por un día inolvidable.
Foto de Familia - I Encuentro Diván Romántico.