Ingredientes 250 gr de bacalao Una cebolla 125 gr de harina 500 cl de leche 50 gr de mantequilla Dos huevos Pan rallado ½ cucharadita de nuez moscada Aceite de oliva Sal Pimienta
- Ponemos el bacalao, ya desalado, en un cazo con la leche y lo llevamosa fuego suave hasta que rompa a hervir. En ese momento lo retiramos y esperamos que temple.
- Desmenuzamos el bacalao y reservamos.
- Picamos en brunoise (juliana muy fina) la cebolla y la ponemos a pochar, a fuego suave, con un chorro de aceite y una pizca de sal.
- Mientras, tostamos ligeramente la harina, cuidando que no se queme, para quitarle el sabor a crudo. Reservamos.
- Cuando la cebolla esté ya pochada, pero sin que tome color, retiramos y escurrimos bien del exceso de aceite.
- En la misma sartén ponemos la mantequilla y cuando haya fundido agregamos la cebolla y el bacalao desmenuzado, la nuez moscada, sal y pimienta. Tamizamos la harina y rehogamos un par de minutos removiendo bien.
- Vamos añadiendo poco a poco la leche en la que hemos confitado el bacalao, según nos lo vaya pidiendo la masa, removiendo constantemente para evitar los grumos y siempre a fuego suave. (Comprobamos de sal y rectificamos si hace falta)
- La masa estará lista cuando se despegue de la sartén. Si quedara demasiado dura añadiremos un poco más de leche, removiendo bien siempre.
- Volcamos en una fuente y dejamos reposar tapado con film trasparente para que no se reseque. Mejor dejar de un día para otro.
- Formamos entonces las croquetas, las pasamos por huevo batido y pan rallado y las freímos en aceite muy caliente, vuelta y vuelta para que se pongan doraditas y crujientes y escurrimos sobre papel absorbente.
- Pueden servirse con una ensalada verde aliñada con aceite de oliva y un poco de sal, o utilizarlas como tapa con una cerveza o un vaso de vino.