Un canto a la alegría
me pedís todos los días
y yo de tan triste nunca puedo
y en mi interior ruego
a veces solo el no verte.
Es un cruel contrasentido
saber que podrías ser la dueña
de mi corazón y todos sus latidos
pero nunca quisiste hacerte cargo
de mi espíritu oscuro y amargo
que vivir en vos sueña y sueña.
No puedo con semejante canto
y ya de soñarte tanto, tanto
mi alma ya no sueña.
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