Conozco escritores que escriben como los dioses; en algunas oportunidades los he nombrado,sin embargo, no son los autores que más venden, según las listas de Amazon o de cualquier otra plataforma.
Entonces, si no es el talento lo que hace que una novela se convierta en un bestseller, ¿cuál es el ingrediente?
Después de pensarlo he llegado a la conclusión de que no es suficiente saber escribir bien. Tampoco es demasiado importante que el autor cometa fallas ortográficas o gramaticales; he leído libros que las tienen por montones y venden mucho, pese a muchos comentarios al respecto. Algunos escritores no tienen la menor idea del estilo, y eso no parece importar a su gran masa de lectores, ¿por qué? Porque se centran en la historia, y porque los lectores no necesariamente saben de ortografía ni de reglas gramaticales.
Una novela sin una historia que apasione no calará en el lector. Puede estar escrita con corrección, haber pasado por la criba editorial, incluso, pero si no tiene una trama que atrape al lector, quien es el destinatario final, simplemente no pasará de ser un libro bien escrito.
Lo importante entonces es encontrar una buena historia, no obstante, esto no garantizará el éxito del libro, a menos que sea un tema que interese a la mayoría de lectores. Y en este aspecto creo que muchos escritores ya han dado con la veta de oro: la novela romántica que incluya escenas eróticas explícitas.
Creo que para escribir con éxito novelas románticas se requiere de una historia en donde el hombre sea muy macho, la dama muy hembra, un desengaño amoroso, un rescate, una versión moderna de la Cenicienta, mucho fragor en la cama, e inevitablemente un final feliz. Estos ingredientes se pueden combinar hasta el infinito, pues forman parte del imaginario colectivo. ¿A quién no le gusta una pareja espectacular? ¿Quién no desearía hacer perder la cabeza a un millonario? ¿Qué mujer no quisiera poseer una belleza irresistible? ¿Qué hombre no quisiera ser valiente, buen mozo y un héroe en la cama?
Si se cuenta una ingenua historia de amor con un final feliz, la mayoría de lectores sentirán que las escenas de erotismo explícito que se narra en ellas están escritas "con estilo", "elegancia", o que son "humanas" y que por lo tanto, pueden solazarse en ellas y sentir placer al leerlas sin sentir culpa.
El sentimiento de culpa tan arraigado en la mentalidad femenina, es inconsciente. La mayoría, por no decir todas, negarán que lo tienen, sin embargo está ahí, presente. En unas en menor o mayor grado. Es lo que la sociedad y la crianza vino arrastrando a lo largo de la historia. La liberación femenina tiene pocos años, unos cincuenta a lo sumo, lo que llevado a cifras universales es un suspiro en términos de tiempo. Podría ser la respuesta al sentimiento de placer que sienten algunas mujeres al ser castigadas al tener sexo, una especie de violación consensuada en la que ellas fingen no estar de acuerdo y su negación provoca la
excitación de ambas partes.
También hay hombres a los que les agrada ser castigados, lo que exacerba sus deseos, y supongo que también debe de haber mucha literatura al respecto.
La literatura erótica no es una moda. Ha existido desde hace mucho tiempo; autores que se consideran de culto la han escrito, pero hoy con el uso de Internet y la autopublicación se ha masificado. Hay muchas escritoras que escriben bajo seudónimo escenas que haría sonrojar a la autora de 50 sombras y son consumidas por lectoras voraces de este tipo de literatura.
Lo que queda para los escritores que no nos especializamos en literatura erótica es inventar historias excepcionales, tarea bastante difícil en la época actual en la que casi todo se ha dicho, pero será el tipo de literatura que marcará la diferencia entre una escritura fácil y complaciente y otra más elaborada, que deje huella.
¡Hasta la próxima. amigos!