También expone una serie de cualidades que, a su juicio, debe poseer o tratar de adquirir quien desee convertirse en escritor de ficción, las transcribo :
- Tener una imaginación viva.
- Debe ser capaz de escribir bien. Con eso quiero decir que debe ser capaz que una escena cobre vida en la mente del lector. No todo el mundo posee esta habilidad. Es un don que sencillamente se tiene o no se tiene.
- Debe tener resistencia. Dicho de otro modo, debe ser capaz de seguir con lo que hace sin darse jamás por vencido, hora tras hora, día tras día, semana tras emana y mes tras mes.
- Tiene que ser un perfeccionista. Es decir que nunca debe darse por satisfecho con lo que ha escrito hasta que lo haya reescrito una y otra vez, haciéndolo tan bien como le sea posible
- Debe poseer una gran autodisciplina. Trabaja usted a solas. Nadie le tiene empleado. Nadie le pondrá de patitas en la calle si no acude al trabajo y nadie le reñirá si hace usted el vago.
- Ayuda a tener mucho sentido del humor. Esto no es esencial cuando se escribe para adultos pero es de vital importancia cuando se escribe para niños.
- Debe tener cierto grado de humildad. El escritor que piense que su obra es maravillosa, lo pasará mal.
Foto extraída de Photo pin
Roald Dahl también habla sobre la necesidad de apuntar las ideas que a uno se le ocurren para no olvidarlas. Cuenta como anécdota que, una vez circulaba por la carretera y se le ocurrió una idea para escribir una historia sobre alguien que se quedaba atascado en un ascensor, entre dos pisos de una casa vacía. Como no tenía donde escribir, se apeó del coche y escribió en la parte posterior del vehículo que estaba cubierta de polvo, una sola palabra: ascensor. Luego lo trascribió a una libreta, esa donde también se encontraba la idea para escribir Charlie. Os aseguro que el relato del ascensor es efectista y bastante angustioso. Ya sabéis, apuntad vuestras ideas donde sea, tal vez pronto valgan oro.