Cuando mi Muso está triste
mi corazón se arruga como una pasita,
y lo tomo del cuello de la camisa,
y lo paseo por los tejaditos de París
y revolucionamos de nuevo la Bastilla,
bailamos bajo el acordeón del viejo Pierre
y le colgamos una estrella a la Torre Eiffel,
que con un guiño, nos sonríe.
Cuando mi Muso está triste
le pintaría la nada con abrazos de Chagall,
con magdalenas de un tiempo retrouvé,
le haría una tostada de besos,
y en Montmartre dibujaríamos la caricatura
de un vacío lleno de caramelos,
y una pizca de pimienta y de sal
llena de ternura.
Cuando mi Muso está triste
y atraviesa su muro de ladrillos
encabalgamientos
anáforas
anadiplosis