El sol ilumina la habitación, Lola sentada frente a una taza de humeante café suspira en la radio suena una canción, es inevitable recordar a Oscar, en el momento en que se conocieron, él la invitó a bailar esa melodía que desde ese día se convirtió en la banda sonora de su vida en común durante diez años, las lágrimas la ciegan, aún lo ama, tras el tiempo transcurrido todavía intenta entender que les pasó pero simplemente se distanciaron.
Con la ilusión de dos enamorados decidieron unir sus vidas tras algo más de un año de noviazgo no necesitaban más tiempo para conocerse, sabían todo el uno del otro se amaban y aceptaban tal como eran, la sencillez de Lola, su belleza casi infantil cautivaron a Oscar en el instante que la vio sintió que era la mujer de su vida desde la primera palabra que cruzaron se enamoró de ella, a Lola aquel hombre moreno dicharachero de palabra fácil le parecía un tanto vanidoso pero poco a poco cambio de opinión, detrás esa apariencia descubrió a un hombre dulce y muy humano que robó su corazón. Celebraron una boda intima en ese día tan especial les acompañaron sus familiares más allegados y algunos amigos, la ceremonia fue en el Ayuntamiento a medía tarde de un viernes, el banquete en un restaurante frente a la playa, era una carpa con pista de baile sobre la arena, acabaron bailando descalzos de madrugada entre las olas del mar, Lola era la novia más hermosa, lucía un vestido rosa palo, una diadema de minúsculas flores en su negro cabello, Oscar eligió un traje baile con camisa rosa a conjunto con el vestido de Lola, la fiesta se alargó hasta los primeros rayos de sol.
Eran una pareja como tantas, ambos trabajaban, compartían las labores del hogar, los fines de semana salían a divertirse, solos o con sus amigos, se amaban cada día más, a los dos años Lola quedó en estado pero perdió a su bebé en un desafortunado accidente de tráfico cuando Oscar y ella viajaban a visitar a los padres de él, Lola cayó en una depresión aunque Oscar se desvivía por ella, en unos meses se recuperó, poco a poco todo volvió a la normalidad, Lola se reincorporó a su trabajo, la vida seguía igual que el amor entre ellos. Cinco años juntos con sus tristezas y alegrías, apenas salían con sus amigos, preferían quedarse en casa viendo alguna película o tras un paseo cenaban en algún lugar que les gustara. Oscar los viernes a la salida del trabajo se encontraba con algunos amigos, Lola pasaba ese tiempo paseando sola o visitaba a sus padres, al comienzo él iba a buscarla y juntos regresaban a casa, pero con el tiempo los encuentros con los amigos se alargaban, algún día Oscar llamaba diciéndole que no le esperará a cenar pues picaría algo donde estaba, no era del agrado de Lola pero ella callaba, hasta que se fue algo habitual y molesto para Lola. Todo parecía ir bien entre ellos pero sus conversaciones que eran escasas, solo unos meses antes les sobraba tiempo para buscarse entre las sábanas, hacían el amor como dos recién casados ahora ella intentaba acostarse antes cuando él iba ella dormía o lo fingía, la última vez que se amaron fue una noche en el sofá ambos se dejaron llevar sintiéndose con la pasión de siempre. Una noche Oscar llegó a casa Lola lloraba acurrucada en su sillón, parecía una niña, sorprendido se acercó a ella la abrazó tratando de averiguar que le sucedía, Oscar no se daba cuenta de que se alejaba de su esposa, se amaban pero vivían en mundos distintos, Lola necesitaba respuestas que Oscar no sabía darle, no existían motivos, no había otra persona pero ese amor, aunque aún vivía, ahora era cariño quizás no bastaba para seguir compartiendo sus vidas, no sabían estar el uno sin el otro pero acabarían dañándose había que tomar decisiones difíciles.
A mediados de esa misma semana Oscar se trasladó a casa de sus padres, en principio, era algo temporal, Lola se quedó sola en su casa, durante una semana no se vieron, Lola parecía un alma en pena, Oscar pronto se habituó a su nueva situación, tras dos meses de separación se encontraron en un bar cercano al domicilio que ambos compartían, esa noche la pasaron juntos, hicieron el amor como no recordaban, sus cuerpos se añoraban, el deseo entre ambos seguía vivo, al despertar Lola, Oscar la contemplaba, se besaron una vez más, él la acarició recorriéndola entera, Oscar se levantó , fue a la cocina a preparar café y tostadas, mientras desayunaban se dijeron tanto, su amor era muy especial; pero Oscar necesitaba vivir libre de compromisos, por lo menos durante un tiempo, le propuso a Lola seguir igual y verse de vez en cuando como esta noche, Lola rechazó la propuesta, lo mejor era decirse adiós, cada uno retomar su vida, ella lo amaría siempre aunque no se conformaría con ser simplemente su amante, Oscar intentó disculparse pero ella le invitó a marcharse, un tanto avergonzado se vistió, la miró mientras cerraba la puerta, Lola estupefacta por lo que acababa de escuchar, él decidió por los dos.
En unos meses se divorciaron, no se vieron más de ese momento, aunque vivirá amándolo espera no volver a saber de él, no está dispuesta a perder esa paz que tanto bien le hace a ningún precio, en algunos momentos es imposible no recordarlo incluso añorarlo pero en su vida no hay lugar para él.
Magda Jardí
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