¿Cómo podes decir que amas a un nieto/sobrino si lo ves sufrir tanto y no haces nada para cambiar la situación? No me vengan con excusas. No sirven, no curan, no borran el pasado.Apareció el lugar donde estaba. “Merlo”. Busqué en una guía y empecé a idear un plan para buscarla casa por casa. Fue tan grande la desesperación de tener solo dieciséis años y no contar con los medios para poder hacerlo sola.Y en el medio de un abrazo con mis hermanos, ahogados en un llanto desconsolado porque ya hacía casi un año que Mini no estaba con nosotros, junté las fuerzas y me convertí en una violenta extorsionadora como vos.Llamé a la que era tu pareja y le dije que eras un hijo de puta y tantas cosas más. Le ordené que te diga que si no nos devolvías a Mini, iba a contarle a todo el mundo el asco de persona que eras.A ella se le escapó decir quienes la tenían. Los padres del encargado del edificio de mi abuela. ¡Todos cómplices! ¿Cómo pueden ver a un niño llorar y que no se les mueva ni alma? ¿Cómo se les dice a esas personas?Salí echa una furia. Con tan solo dieciséis años miré a los ojos al encargado y le dije que si no me devolvía a Mini en menos de 24 horas lo iba a denunciar a él y a sus padres con la Policía y que todo el barrio se enteraría de la miseria humana en que se convirtió al aceptar formar parte de tan macabro plan.Miro hacia atrás y no me gusta haber sido así. No estoy orgullosa de mi forma de actuar y manejar la situación. De haber gritado e insultado a tantas personas. Merecer se lo merecían. Hoy no me como el cuento de que también eran víctimas. Eran victimarios, todos cómplices. Un capitán con su ejército de gente sin corazón.Mini volvió. Y encima querían que agradezca. ¡Ahhhhh! Cómo me enfurece todo. ¿Qué diga gracias por haberme devuelto lo que nunca debieron haberme quitado? ¿En serio? ¿Hasta dónde llega la enfermedad de esas personas que se hacen llamar “familia”?
Revista Diario
¿Cómo podes decir que amas a un nieto/sobrino si lo ves sufrir tanto y no haces nada para cambiar la situación? No me vengan con excusas. No sirven, no curan, no borran el pasado.Apareció el lugar donde estaba. “Merlo”. Busqué en una guía y empecé a idear un plan para buscarla casa por casa. Fue tan grande la desesperación de tener solo dieciséis años y no contar con los medios para poder hacerlo sola.Y en el medio de un abrazo con mis hermanos, ahogados en un llanto desconsolado porque ya hacía casi un año que Mini no estaba con nosotros, junté las fuerzas y me convertí en una violenta extorsionadora como vos.Llamé a la que era tu pareja y le dije que eras un hijo de puta y tantas cosas más. Le ordené que te diga que si no nos devolvías a Mini, iba a contarle a todo el mundo el asco de persona que eras.A ella se le escapó decir quienes la tenían. Los padres del encargado del edificio de mi abuela. ¡Todos cómplices! ¿Cómo pueden ver a un niño llorar y que no se les mueva ni alma? ¿Cómo se les dice a esas personas?Salí echa una furia. Con tan solo dieciséis años miré a los ojos al encargado y le dije que si no me devolvía a Mini en menos de 24 horas lo iba a denunciar a él y a sus padres con la Policía y que todo el barrio se enteraría de la miseria humana en que se convirtió al aceptar formar parte de tan macabro plan.Miro hacia atrás y no me gusta haber sido así. No estoy orgullosa de mi forma de actuar y manejar la situación. De haber gritado e insultado a tantas personas. Merecer se lo merecían. Hoy no me como el cuento de que también eran víctimas. Eran victimarios, todos cómplices. Un capitán con su ejército de gente sin corazón.Mini volvió. Y encima querían que agradezca. ¡Ahhhhh! Cómo me enfurece todo. ¿Qué diga gracias por haberme devuelto lo que nunca debieron haberme quitado? ¿En serio? ¿Hasta dónde llega la enfermedad de esas personas que se hacen llamar “familia”?