Hubo un tiempo en el que éramos grandes, porque nuestro corazón aún era puro, no conocíamos la maldad, ni contaminábamos los océanos; nuestro cuerpo era muy pequeño y no podíamos hacer daño más que a un grillo o a una mosca. Nuestro vocabulario era tan reducido que no era suficiente para herir a otros con las palabras y nuestros sueños eran tantos y tan grandes que en ellos incluíamos a todas las personas conocidas.
Hubo un tiempo en que éramos grandes porque éramos inocentes, pero ahora nos hemos hecho mayores e insignificantes, ciegos y solitarios, tan egoistas que sólo pensamos en nosotros mismos, tan avariciosos que sólo pensamos en la riqueza.
Mis padres tuvieron cinco de esos hombres grandes, y los padres de mis amigos, 7, 8, 10 y hasta 12, pero los padres actuales no nos atrevemos sino con uno o máximo dos, porque muchos de los que se han hecho mayores nos impiden plantearnos siquiera el seguir dando al mundo muchos hombres grandes. Enhorabuena por todos esos que a pesar de los años ha seguido siendo grandes, felicito a quienes hayan resistido el paso del tiempo, mis respetos para aquellos que conservan un corazón de niño en su cuerpo de adulto.