Revista Literatura

Cuando eres honesta y lo dejas…

Publicado el 11 noviembre 2019 por Marga @MdCala

Advierto que «Cuando eres honesta y lo dejas…» es una entrada escrita con el corazón tocado por la reciente dimisión de alguien que amaba su profesión, en tanto en cuanto me ha recordado a mí, aquel extraño 27 de junio. Ese día se graduaba una de mis hijas en la Universidad, pero justo esa mañana recibí una llamada maldita que venía a destrozarme por dentro y casi por fuera. Y decidí que ya estaba bien de sufrir. Que no me compensaba, y que me rendía. Que no era lo bastante buena y que yo misma, sin necesidad de nadie más, lo podía entender. Stop. Fin. A tomar por culo la bicicleta…

Cuando eres honesta y lo dejas…

Existen muchas diferencias -casi todas-, pero hay un nexo de unión entre lo que ha hecho Albert Rivera (un hombre que siempre me ha caído bien, y al que he votado en alguna ocasión), y lo que hice yo antes del verano: rendirte ante las evidencias, ante los malos resultados, y abandonar lo que creías sería tu futuro profesional. En mi caso es aún peor porque yo no dispongo de sus 39 años ni de sus opciones, y los fracasos, a mis alturas, se perdonan con mayor dificultad. Por poner un ejemplo claro: a mí ni me contestan -por educación- a una demanda de empleo, así me dirija a la persona en cuestión a los ojos.

Pero con todo, no se puede dejar de ver lo obvio, y una no se puede pasar la vida quejándose de no vender, de no ser apoyada, de no ser publicada, de no ser valorada, de no ser vista… y de que los que triunfen sean unos enchufados, unos hijos de papá-famoso, y unos vividores… No se puede si eres honesta y exigente contigo misma y los demás. En algo fallas tú, está claro, porque también lo consiguen personas anónimas, y sin medios o contactos. Yo hoy me he creído a Rivera, porque me creo a mí misma. Igual estoy siendo un tanto ingenua, ya me conocéis, pero «quiero creer» en los buenos, y ningún enemigo político o existencial del exlíder de Ciudadanos me va a convencer de lo contrario. Soy, también, admiradora de esa rara avis llamada Javiert Nart, y él igualmente lo dejó cuando debía. Como hace cualquier persona inteligente, observadora y objetiva (en lo posible), así le duela en el alma.

Siempre he pensado que es mejor irte antes de que te echen, y he traducido este pensamiento en varias despedidas precoces, a lo largo de mi vida profesional y personal. A veces por el bien común, y a veces en defensa propia, pero nunca he permanecido mucho tiempo donde no se me ha querido o respetado…  

Acaba de irse este buen señor, y ya he escuchado a algún presentador/tertuliano (¡se reproducen como hongos!) afirmando su vuelta. Así de asquerosito se puede ser. A mí, como exescritora, tampoco me han animado más que cuando dije que me iba. Ignorada en pleno trabajo, en plena presentación de libro, en plena firma, y en plena Feria, la gente a la que importas un bledo se te enfada cuando anuncias tu adiós. Así es la gente. Yo, no.

Yo respeto a quien tiene el valor y la honradez de decir «basta, hasta aquí llegué», por el motivo que sea, y aún más lo respetaré si ese adiós es firme y convencido, no como el de un torero o un petardo telecinquero… Ignoro cómo será, al fin, el de Albert Rivera -insisto en que me lo he creído-, pero el mío queda aquí reiterado, confirmado y rubricado: el 27 de junio de 2019 dejé la escritura -y todo lo que la adorna- para siempre. Esta página y lo que en ella vuelque no cuenta, como ya sabéis, pues es un simple blog personal, sin mayor propósito, lucro, o reconocimientos.

Y ahora solo tengo que buscar mi para qué. La zanahoria frente a la nariz, que nunca nos falte…

La entrada Cuando eres honesta y lo dejas… se publicó primero en Marga de Cala.


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