Cuando la vida es un juego,
por mendigar que te quieran,
algo se rompe en el alma
como un cristal que se estrella.
Pero no importa la trampa,
ni que te saltes las reglas,
debes seguir lo que dicte
tu inoportuna conciencia.
Porque querer es de niños
que casi todo lo aceptan
y así reciben regalos
en sus manitas sinceras.
Por eso quiero ser niño
y conservar los cometas,
con tantos hilos brillantes
de su infantil inocencia.
Cuando la vida es un juego
llega el amor que no esperas,
y el corazón va de prisa
por la oportuna galerna.
Surgen palabras y versos
con mariposas que vuelan,
y hay un dolor en el alma
por esa eterna quimera.
Llegan las rosas de mayo
junto a las nieves eternas,
con tantas lindas palabras
que en los poemas se dejan.
Pero el volcán de pasiones
cruza nervioso las huellas,
donde el camino y la vida
trazan extrañas piruetas.
Van hacia sendas difusas
las emociones que siembran,
son como el día y la noche
en sintonía y belleza.
"...Cuando la vida es un juego
hay un amor con que juegas,
una caricia tronchada
y una ilusión que está muerta..."
Rafael Sánchez Ortega ©
16/03/14