Hubo una época en la que los perros eran perros. Ahora no es que hayan dejado de serlo. Siguen perteneciendo a la misma familia de animales. No ha cambiado la especie, ni nada de nada. Pero en mi familia, los perros ya no son perros.Hace 7 años entró en mi nuestras vidas un ser maravilloso, era el primer perro que tenía en mi vida, el primer ser vivo que tenía a mi cargo, que dependía de mí. Gabo, ese era su nombre.
Llegó y nos ganó para siempre.Una vez que llegó los pastores alemanes dejaron de ser pastores alemanes para pasar a ser Gabos.
Hace 19 meses nos dejó. Él se fue y llegó el nuevo Piojo, mi Piojillo. Lamentablemente no pudo conocerlo pero desde el primer día tuvo un peluche de un pastor alemán. Cada día lo veía en su cuna, hasta que llegó el día en que lo tomó entre sus manos.
Las primeras palabras de mi Piojo fueron papá,mamá,Gabo. A partir de ahí nos dimos cuenta que le encantaban los perros, no me extraña los mayores besos que recibió estando en mi barriga fueron de Gabo. En ese momento decidimos adelantar la llegada de un nuevo perro a casa. Así llegó Gabo II o Piojo III.
El nombre aunque algunos no lo entiendan lo mantuvimos. Demasiadas similitudes para no confundirnos de nombre al llamarlo, hoy por hoy muchas veces llamamos Eric a Gabo y Gabo a Eric,¡como para tener un tercer nombre!
Y ahí en la llegada de este nuevo Gabo y en la relación entre él y el peque surgió el cambio de nombre.Ya no sólo los pastores alemanes son Gabos. Ahora para mi hijo los perros, todos, son Gabos. Va por la calle y ve un perro y empieza GABOOOOOO...GABOOOOOO...GABOOOOOO.
Hoy corría detrás de varios al son de GABOOOO. Así que igual cualquier día de éstos vemos un cambio en el diccionario en el cual los perros sean descritos bajo la entrada de GABO.
