Me siento especial cada día del año. Me sentí especial cuando se dejó de morder las uñas para estar conmigo, aunque ahora vuelva a mordérselas....uhm...Toronto...Toronto, ya explicaré lo de Toronto en otra ocasión. Me sentí especial cuando un sábado a las seis de la mañana me pidió que nos casaramos y me dio todas las razones y motivos para ello. Me sentí especial cuando lo vi emocionarse el día de nuestra boda. Me sentí especial el día que supimos que íbamos a ser padre y mucho más aún el día que nació nuestro Piojo y vi su sonrisa.
¿Para qué celebrar algo que celebro cada día?