Revista Diario

Cuando no te quedas ni pa'trás

Publicado el 23 marzo 2011 por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
AVISO: Si eres adolescente o estás en una situación en la que tener un bebé de manera imprevista supondría un grave problema, no leas esta entrada bajo ningún concepto, ¡no me hago responsable!.
No sé si en el Club de la Comedia habrán tratado este tema ya o no. Si no lo han hecho, les brindo la idea, que seguro que con gracia y salero puede ser muy divertido y, de paso, podemos aligerar un tema que de ligero no tiene nada. 
A mi me educaron como a muchos: en el miedo a un embarazo no deseado. Todo parecían peligros, mis padres siempre jugaban a la culpa, a la amenaza, al miedo... Creo que lo hacían de forma automática, sin pensarlo mucho. A mi nunca me pareció que tener un hijo pudiera ser una desgracia, quizá yo fuera una adolescente algo rara, pero nunca lo vi de esa manera. Pero, aunque no compartiera el enfoque, desde luego que esa educación me caló muy hondo, como a muchos.
Miro atrás y me doy cuenta de que pasé casi una década de mi vida temiendo un embarazo no deseado. No es que yo tuviera prácticas de riesgo, pero la educación recibida me hacía temer hasta que un estornudo tuviera peligro. Que si te has tomado un día un antibiótico y puede restar efecto a la píldora, que si vamos a comprobar el preservativo para ver que no se haya roto, que si ten cuidado que no sé si está bien puesto... Y como  yo por aquel entonces no controlaba mis ciclos para nada (ni tomando la píldora sabía muy bien por qué día del ciclo andaba), cualquier retraso ya me hacía pensar en "lo peor".
Hasta que llegó el día de buscar un bebé. Siendo sincera, pensé que no pasaba del primer mes que mi marido y yo diéramos diana. Tenía 25 años, ninguna enfermedad que pudiera impedirlo y la idea machacada durante años y años de que era faciliiiiiiisimo embarazarse.
Por desgracia, nos tocó descubrir lo que muchas parejas descubren cuando  dejan de usar métodos anticonceptivos: que embarazarse no es nada fácil. No es fácil haciéndolo cuando te viene en gana, pero es que tampoco es fácil ni haciéndolo a propósito, buscando los días clave, comprando test de ovulación, midiendo la temperatura... Las probabilidades de acierto, dependiendo de la pareja, no son nada altas.  Y eso que viendo las historias que hay por ahí, nosotros no tenemos derecho a quejarnos en absoluto.
Así que ahí estás tu, con cara de idiota, cuando una vez más te baja la regla después de haber echado treinta polvos a pelo en un mes (con perdón).  Acordándote de todo eso que durante años te metieron en la cabeza, acordándote de esos test de embarazo que te hiciste sabiendo ahora como sabes que era absolutamente imposible que estuvieras embarazada, pensando en lo idiota que has sido. Y sintiéndote un poco mal, para qué negarlo, preguntándote si esto sólo te pasa a ti o le pasa a mucha gente, si es que es más fácil embarazarse cuando no quieres (y, por ejemplo, más fácil aún en la parte trasera de un coche que en tu cama de matrimonio) que cuando lo deseas fervientemente.
Me ha venido hoy este pensamiento en la cabeza y escribo esta entrada para mandar un abrazo fuerte a todos los que, como yo, un día hicieron este triste descubrimiento. Ánimo, un día tienes a tu niño en brazos y se te olvidan todas estas cosas, ¡nunca jamás hay que perder la esperanza!.

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