Este domingo se celebra en parte de Cataluña una consulta sobre su independencia. Sigue la tanda de consultas empezada un 13 de setiembre en Arenys de Munt, esta vez en más de ciento setenta municipios que reúnen un censo total de más de setecientas mil personas. Los inmigrantes empadronados también tendrán derecho a voto, derecho que se les niega en las demás elecciones.
La pregunta que se hace es: "Està d'acord que Catalunya esdevingui un estat de dret, independent, democràtic i social, integrat en la Unió Europea?". En castellano:"¿Está de acuerdo en que Cataluña sea un estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea?"
Los referéndums tienen, como todo, cosas buenas y malas. Empezaremos por las buenas. Es un sesgo en el momento histórico que marca e indica las tendencias sociales y la opinión del pueblo. Por fin dejaremos de lado los sondeos y encuestas para saber lo que realmente piensa la gente sobre este tema. En este caso, además, las consultas provienen de la iniciativa ciudadana, con lo que demuestran la parálisis de la clase política y su estado de pasividad mental, que se encuentra décadas atrás en comparación con sus electores. La consulta no será vinculante, pero sí importante.
Lo malo es que los referéndums obligan a afirmar o negar una totalidad. Puedes estar sólo de acuerdo en parte o estar en contra de algún aspecto que presenta la pregunta. Son bastante reduccionistas y es difícil que puedan presentar matices o puntos de vista distintos.
El problema, además, de esta consulta en particular, es que no se pregunta a toda Cataluña. Sólo hay que mirar en el mapa donde están los pueblos preguntados, qué partido suele tener mayoría allí y, sobre todo, pensar en el hecho que la aprovación de la consulta ha sido promulgada por el mismo ayuntamiento del pueblo. Es decir, hay una cierta tendencia al independentismo en la mayoría de las zonas en las que se hace la pregunta. Tendencia que no es homogénea a todo el país.
Eso sí, si esta consulta no se extiende a todo el territorio catalán es por culpa del PSOE. Este partido hipócrita que intenta jugar en todos los bandos y te ofrece un antídoto en una mano, pero porque antes ha sido él el que te ha inyectado el veneno.
Pasemos ahora a lo que más me interesa: el contenido. Se habla de Cataluña, pero nada se dice de los Països catalans y en ningún momento se define qué se entiende por un estado de derecho, democrático y social. Por no hablar de su integración en la Unión Europea, con el miedo y la repugnancia que me da la actual UE.
El hecho que venga de abajo, del pueblo, es lo que lleva a esta indefinición. Por otra parte, este es uno de sus aspectos más positivos. Los políticos tienen miedo al pueblo y algunos catalanes han tomado las riendas de su futuro y han decidido ponerse manos a la obra.
Por eso, en este caso, creo que es más importante el hecho de la celebración del referéndum que su contenido, un poco vago y ambiguo. En mi pueblo no habrá consulta (sí que habrá en Vilajuïga, Pau y Roses, que están a muy pocos quilómetros), pero si hubiera votaría que SÍ a que Cataluña sea un estado de derecho, independiente, democrático y social.
Más información:
Coordinadora por la consulta sobre la independencia
El Punt