Revista Talentos

Cuando te conocí

Publicado el 10 junio 2015 por Isabel Topham
No sé muy bien cómo explicarte lo muy agradecida que estoy de haberte conocido, porque un simple gracias se quedaría a poco. Ni mucho menos sabría cómo resumirte todo lo que he vivido contigo. No sólo me quedo con los momentos que hemos compartido, sino también con los que nos faltan por compartir. Algunos mejores y otros no tan buenos. Gracias a ti he vivido experiencias, emociones y alguna que otra escapada a Madrid. Algún que otro desfase entre estudiantes, y no tan estudiantes; y noches en vela por aprobar algún examen en fechas críticas dentro de mi calendario. Alguna que otra competición a modo de entrenamiento pero que, igualmente, servía para motivarme; y creas que no, para ser feliz conmigo misma. No sé, son tantos los momentos que dudo mucho en poder nombrarlos todos. Y personas, sí. También he vivido personas. Entre abrazos, risas, codazos, cosquillas, riñas, enfados, tonterías, charlas en las madrugadas, peleas… son muchos los detalles que, aparentemente, pueden ser una estupidez que a mí, por idiota o ingenua, me hace ilusión haberlos vivido. Por eso, y por mucho más, me veo en la obligación de dar gracias al tiempo de haberte conocido ahora y no antes, ni después.
Tampoco me gustaría darte las gracias por lo que hemos hecho juntos, sino también por lo que has hecho por mí. Al fin y al cabo, siempre que vuelvo cada mes a casa me hablan de lo mucho que he cambiado; y de que ya no era la misma de antes. Esa que apenas hablaba y, para desgracia del resto, ahora no calla. Esa que se avergonzaba de lo que era y, ahora, se la repantifla todo lo que digan de ella. Da lo mismo el cómo lo diga, si es un piropo o un insulto; simplemente, le da igual. Esa que sólo necesitaba un cambio en su vida para ser la mitad de feliz de lo que es ahora, y creo que ese cambio ha llegado aunque sea tarde, pero siempre hay que tener en cuenta que las mejores ideas siempre llegan a destiempo y, temo decirte que me he retrasado dos años entero en venir en encontrarnos, alejándome por completo de mi familia y amigos. Gracias a ti, ahora estoy mucho más cerca de ellos. Pero, no me creas mucho, que sigo pensando lo poco que debería dar las gracias a pesar de lo mucho que las siento. Una palabra, o una emoción, se queda a menos de lo que es cuánto más se pronuncie. Y aún me faltan tres años contigo, en el peor de los casos.
Por eso, no quiero terminar esta carta con el típico adiós sino con un 'aún no me he ido y ya tengo ganas de volver' que no sólo he vivido muchas cosas, sino también he aprendido contigo cientos de teorías y conocimientos que antes no sabía, a ver el estudio como algo positivo y no como una obligación más que se tiene. He aprendido a equivocarme, y a no tener miedo al error. A saber que una huella no tiene por qué ser un recorrido, sino un abrazo o como ya he dicho antes, cualquier detalle que, a simple vista, sea una gilipollez. Que, muchos dirán que lo que importa no es la apariencia sino el interior; y yo he aprendido que ambos son igual de importante. Uno para llamar la atención y el otro para seguir vendiéndose. En definitiva, para mí, un huella es cualquier momento que haya podido vivir, para bien o mal,  en cualquiera de tus rincones. Para mí, una huella, eres tú.

https://www.youtube.com/watch?v=ZvIPxTVoUKo
NOTA: Ha nacido como proyecto final de materia que, en un principio, no tenía previsto publicarlo ni nada; pero visto su resultado, y supuesto éxito, he preferido hacerlo =)

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