Revista Diario

Cuando ver una película que te gusta se convierte en una obligación

Publicado el 19 marzo 2010 por Belen
De disfrutar de una película que nos gusta y tener ilusión por verla, hemos pasado a sentir una verdadera obligación por verla. Anoche me di cuenta de ello. La película en cuestión era Ágora. La peli lleva lista para ser vista.... ¿cuándo la estrenaron, en septiembre de 2009?, pues eso. Y como mi marido tiene tantas ganas pues ayer trazamos un plan, ¡un plan para conseguir ver una peli!. El plan era el siguiente, como tenemos tres noches por delante gracias al día festivo pues podríamos dividirla en tres partes y así conseguir verla. Una película como Ágora dividida en tres partes, madre mía qué crimen. Pero parecía coherente. Acepté su plan.
Acostamos al peque, se durmió en seguida, teníamos vía libre. Mientras yo me ponía el pijama y aseaba, él preparó el inicio de la peli, las mantitas del sofá, todo era perfecto. 5 minutos más tarde, cuando llegué al salón mi marido dormía profundamente con los mandos de la tele y del DVD en la mano. Triste pero cierto.
Y es que la jornada diaria se ha convertido en un maratón, y por la noche es imposible hacer otra cosa que tirarnos en nuestra cama, hacer un poco de zaping y quedarnos dormidos de puro agotamiento. Y la obligación de tener que ver una película, por mucho que nos guste, resulta muy duro. Cuando mi día finaliza y mi casa tiene ese aroma especial que da el silencio (no gritos, no charlas infantiles, no carreras por el pasillo, no motores de cochecillos, no piezas de bolos cayendo sonoramente contra el parquet, no persecución de gatas de un lado a otro), me apetece tumbarme en mi cama, darme un par de cremitas relajantes y ver en la tele algún trocito de una serie que me agrade o mi amado Canal Cocina. No doy para más.
Hoy haremos un nuevo intento, ¿creéis que lo conseguiremos?.

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