Hay muchas formas de enfrentarse a una misma situación: tantas como personas. Y algo que me saca de quicio sin remedio es el arrepentimiento perenne. El "debí haber hecho esto", seguido del "voy a cambiar".
El desperdiciar oportunidades y no valorar lo que se tiene cuando se tiene, y no después.
El hacer como que te importa cuando ya da igual.
Porque las personas que viven en un estado de cambio infinito... al final no cambian.
Quien de verdad se arrepiente de algo y aprende de sus errores, no los vuelve a cometer. Al menos no los mismos, ni de la misma manera.
Por eso me repatean las canciones de señoras y señores tristes y arrepentidos que quieren recuperar a las personas a las que hicieron daño y se dan baños de dolor entre lamentos y recuerdos de lo que pudo ser y no fue. Incluso si son temazos de mi Bruno Mars.
Si de verdad la quieres asúmelo, déjala vivir en paz y busca otro corazón que no puedas romper dos veces.
Y ojalá la próxima vez no tengas que cantar esto y seáis muy felices para siempre.