Revista Diario

Cuando yo quería ser grande

Publicado el 21 mayo 2018 por Pedro Sánchez @kbyte

Se van perdiendo en el tiempo,

Mis años se van quedando muy lejos,

Ya no me lleva mi padre de la mano,

Solamente sus consejos.

Mtro. Manuel Monterrosas

Recuerdo que cuando era niño, solo quería que pasara el tiempo para ser grande. Aunque siempre he creído que nací viejo, pues desde muy pequeño me di cuenta que disfrutaba sobre manera las cosas de los grandes: su música, sus ropas, sus vidas.

Vestía con camisa de vestir, chaleco cerrado de estambre del “caro”, tejido hábilmente por mi “abue” Tere y ataviado con alguna corbata para hacer juego a mi pantaloncito de vestir y zapatos de la marca “chabelo” o “d’Globy”, muy famosos en su tiempo y más por mis rumbos.

Como cualquier niño, jugaba con la figurilla de moda, aunque tenía gustos “más sofisticados”; prefería los videojuegos e inventar mis instrumentos de espionaje con pedazos de madera y otros juguetes que iba desarmando. Hoy soy de profesión ingeniero en sistemas.

Me sabía varias canciones de trio, que cualquier niño de me edad les haría cara de asco. También, ubicaba en la escena a los interpretes del genero norteño de ese entonces. Estaban sonando con ganas “los bravos del norte, de Ramón Ayala”, “los traileros” y los grupos locales, “los astros del bajío”, “los regionales del bravo” y “los jockey’s”. Hoy soy músico de oficio, por amor y por convicción.

Asistía a los ensayos regulares del grupo en el que tocaba mi papá y quería aprovechar en todo momento su estancia en Irapuato, porque había temporadas que se iba por periodos largos a Estados Unidos, de gira por Texas, Phoenix, Los Ángeles y otros lugares, de donde nos mandaba postales muy lindas de Disneyland y de la ciudad en donde estuviera.

¿Quién no quería ser grande para poder hacer esos viajes y contar esas aventuras? Obviamente a mi ya me urgía crecer y ser grande. Con el tiempo comprendí que faltarían aún muchos años.

Hoy, con 35 años encima, me doy cuenta de que se necesita toda una vida y un cachito para llegar a ser “grande” y se corre el riesgo de llegar solo a viejo..

Día a día he podido comprobar que sigo creciendo, sigo aprendiendo, sigo tropezándome y sigo levantándome cada vez que esto ocurre; también, noto en el espejo los estragos del tiempo. Esa “mata de greña” jamás regresará; al contrario, se ha ido desapareciendo prematuramente para dar paso a unos extraños pelillos blancos, cada vez, más separados entre si. Mi rostro comienza a revelarme arrugas y manchas que no estaban ahí hace un par de años, pero que ahora están haciendo evidente el paso del tiempo.

El cuerpo me ha pasado factura un par de ocasiones y entre la herencia genética de mis padres y los malos hábitos, me ha quedado claro que es necesario hacer cambios en pro de sumarle vida a los años venideros.

Hace cuatro años vivo felizmente en matrimonio y es el mismo tiempo que tengo de ser un orgulloso padre de un campeón en toda la extensión de la palabra.

Ser grande. ¿Pero para quién?, ¿para mí?, ¿para mi familia?, ¿Para qué?, ¿Qué te hace grande?, ¿Qué es la grandeza?, ¿Con que viene acompañada?, ¿Qué hay mas allá de la grandeza?

Esas y muchas preguntas mas me he hecho y me remonto a mi infancia y a mi adolescencia, buscando esas ganas de querer ser grande y al no encontrar una razón clara, me pregunto si en realidad es solo vanidad.

Ser grande no esté ligado a la edad de manera exclusiva y creo que tampoco existe una receta para llegar a serlo, pienso que es como la confianza, es algo que con el tiempo te ganas.

Tal vez en algún momento, para mis seres queridos, llegue a ser grande o tal vez no, tal vez solo un viejo necio y según la suerte y la vida, un viejo necio muy mayor.

Viven en mis los recuerdos de niño, cuando a una estrella deseaba, como recuerdo a mi padre, que con eso sonreía mientras mi madre miraba.

Aun faltan historias que contar, acciones que tomar, momentos que vivir, éxitos que disfrutar, hijos para verlos crecer y una vida entera para estar con Martha; Faltan lugares que visitar y países por conocer.

Creo que con todo lo anterior, vale la pena replantearse querer llegar a ser grande, rápidamente y no adelantar lo evidente, lo que sea que eso signifique. En realidad, ahora quiero ir lento y seguro, disfrutando al 100% esta vida que ha sido tan generosa.

O señor detén el tiempo te pido, porque tú puedes hacerlo, porque yo en verdad no entiendo dios mío, ¿por qué se nos va lo bueno?


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