Error 1: cuanto menos competencia mejor
Si no existe competencia sólo significa una cosa: no existe mercado. Si no existe mercado significa que lo tienes que crear evangelizando, educando al público. Y eso requiere un tiempo, un dinero y un esfuerzo mucho mayor que robarle una porción del mercado a la competencia.
Error 2: me voy a forrar, hay muchos que todavía no usan mi producto
“La competencia se ha dormido en los laureles, tengo una idea genial: ¡iré primero a por todos los que nunca han comprado mi producto!”
Pues bien, fracasarás. Es mucho más fácil vender al que ya ha consumido tu producto o el de la competencia en el pasado. Y cuantas más veces lo haya hecho, mejor. Si te parece contra-intuitivo pruébalo y lo entenderás.
Hay un cuento que dice que dos vendedores de zapatos, uno experto y uno novato, fueron a una aldea en el desierto. Mientras el vendedor novato se frotaba las manos tras ver que ninguno de sus habitantes llevaba zapatos, el vendedor experto se echó a llorar.
Error 3: contarlo todo acerca de tu producto
Es lo primero que aprenderás con cualquier libro o curso de ventas: cuanto menos hables más venderás.
Lo que de verdad desea el cliente es sentirse escuchado. Limítate a responder dudas.
Error 4: saberlo todo acerca de tu producto
No tienes que tener todas las respuestas. Incluso aunque así sea, es una buena idea decir “no lo sé, lo tengo que consultar” unas cuantas veces a lo largo de una conversación con un cliente. Tu cliente percibirá confianza y sinceridad.
Error 5: ser el más modesto
La humildad y la austeridad no venden. Incluso aunque en época de crisis todo el mundo parezca desearte lo contrario, cuanto mejor te vayan las cosas más te querrán contratar. Tu éxito es para tus clientes una garantía de la calidad de tu trabajo. Y más cuando es difícil de conseguir.
Así que si la vida te sonríe no lo ocultes, muéstralo y dilo (aunque ten cuidado y no te pases de pesado).