Una de las escenas que más me gustan, es cuando se pone delante de un grupo de asistentes en su curso de formación y les hace una pregunta muy simple: “¿Sus vidas cuánto pesan?”. Luego les invita a imaginar que tienen una mochila sobre sus hombros y que comiencen a cargarla de todo lo que tienen.
Durante nuestro día a día cargamos con una mochila sobre nuestros hombros, no nos damos cuenta del contenido, lo único que sentimos es que a veces pesa más, otra veces disminuye su peso y en otras ocasiones no podemos avanzar debido a la enorme cantidad de cosas que van dentro.
¿Qué contenido puede tener esa mochila?, allí dentro puede haber ¡de todo!.
Si comenzamos a ver lo que hay dentro podemos encontrar emociones intoxicadas, hábitos caducados, cosas materiales que ya no nos sirven, creencias caducadas, amistades que nos contaminan, relaciones por compromiso, trabajos que no se abandonan por miedo a lo desconocido, frustraciones y algunas cosas más que vengan a tu cabeza ahora mismo.
El contenido que lleva cada uno en esa enorme y pesada mochila la defino en una sola palabra, APEGOS. Eso es lo que llevamos, porque nos cuesta enormemente desapegarnos de un montón de objetivos materiales, emociones y pensamientos.
Creemos que si vaciamos la mochila llena de apegos, nos vamos a quedar solos, inseguros y no sabremos hacia donde ir. Pero si te das cuenta que cuanto menos peso lleves en la espalda, caminarás mejor, sufrirán menos tus hombros y columna, tendrás despejada la mente, caminarás erguido y tendrás la mirada bien alta. En cambio con la pesada mochila vas encorvado, de mal humos, cansado, dolorido, la mirada muchas veces perdida, extasiado……….
Cuando caminas los días de tu vida con la mochila cargada de apegos sobre tus hombros no eres libre para volar, primero porque con ese enorme peso es imposible que despegues y segundo si ésta se te pega a la espalda con el pasar de los años, quitártela de encima te será bastante complicado, con lo cual estarás condenado a quedarte atornillado al mismo lugar de siempre, porque a medida que pases los días con esa enorme carga, cada vez te costará más dar los pasos.
Los apegos suelen relacionarse con los objetos materiales, pero considero que estos simplemente son una máscara.
Los verdaderos y más complicados apegos vienen desde los pensamientos y emociones, cuando no crecemos y reprogramamos esto, la mochila se convierte en más pesada y además comienza a aumentar considerablemente su tamaño.
Las creencias limitantes y los hábitos caducados, son elementos comunes dentro de la mochila como también lo es la resistencia al cambio. Negar la necesidad de esforzarte para reprogramarte genera un peso brutal sobre tus hombros.
Otros elementos muy pesados que suele haber en las mochilas de las personas son querer controlar todas las situaciones, no tomar decisiones y dejarlo en manos de las circunstancias para que ella haga lo que quiera, culpar a la mala suerte cuando no salen bien las cosas, esperar que el mundo cambie para ponerte en acción así todas las condiciones del planeta y universo cósmico están a tu favor con el 100% y así tener la seguridad de que todo saldrá excelente sin nada de esfuerzo.
También el no romper con lo conocido cuando aburre y te molesta es una enorme carga para tu mochila, porque esto genera frustración y mediocridad para la vida, con lo cual la grandeza que llevamos dentro cada uno, se va oxidando.
Todos por una cosa u otra llevamos una mochila sobre nuestras vidas, lo importante es saber que cosas pesan más, ver cómo nos la quitamos de encima y resolver cómo podemos hacer el camino más ligero para movernos con libertad y volar sin cargas hacia nuestra PLENITUD.