Un pensamiento muy general, una vez que se ha perdido el respeto es la esperanza de que la persona que le ofendió un día cambie, aunque muy en el fondo sabe que eso no pasará. Mientras tanto se resigna, añorando los recuerdos de tiempos pasados en los que podía llamar y hablar con el mundo exterior sin tratar de disimular lo mal que se siente. Cuando te encuentras con una persona así, que ha sido ofendida e irrespetada por su pareja, esa persona te regala un tímido saludo, un saludo lleno de temor, mientras te dice que todo está bien. No te puede decir la verdad, no se atreve, porque aunque no se encuentre acompañado, está presente en su vida, en todo lo que hace, y siente sus cadenas aun cuando no está presente.
La persona maltratada ya sea, verbal o físicamente quiere, desea, y necesita la comunicación con su familia y amistades. Pero esa persona quien maltrata quien al principio es sutil y grosero o grosera más tarde, se ha encargado de retirarle sus sonrisas. La situación es tan difícil que más adelante le espera una gran gama de insultos, humillaciones, y hasta golpes.
El que daña no conoce límites, y la persona que recibe todo no sabe ponerlos. La palabra “basta” no figura en su vocabulario, le han quitado alevosamente el derecho de hablar, de pedir, de exigir, y ni tan siquiera tiene libertad para dialogar. Calladamente la persona afectada sabe que necesita ayuda, pero no puede pedir ayuda, por miedo y por pensar que puede existir un cambio; y creer nuevamente en sus falsas palabras: no volverá a pasar, te amo y bueno pare de contar de una serie de frases que en ese momento no faltan.
Uno de los factores más dañinos es el miedo a empezar de nuevo. ¿Cómo, y con qué va a empezar? y más cuando ante los ojos de todos, Ésa persona que lastimo aparenta dar mucho amor y generosidad y dedicarse a su trabajo, ¿pero quien recuerda que a quién lastimo puso su amor, su vida y su patrimonio en las manos de ese ser? Quien más debía recordarlo si no quien hiso el daño, y lo ha olvidado, o pretende olvidarlo. ¿Y qué más da, si después de todo lo material no tiene la mayor importancia? Se sueña con el amor, la unión, el respeto mutuo… y no lo tiene.
Como familiares y como amigos, pensamos erróneamente que si ésta persona está así es porque así lo quiso y nos alejamos. Y si se está feliz con su situación, no hay motivo para intervenir. Damos por sentado que “eso es lo que se escogió” que si no fuera feliz ya lo habría dejado, damos por sentado que las excusas que se utilizan son ciertas, le creemos que “ese ojo morado fue un accidente” esos raspones en las piernas fueron por una “caída” , esos ojos inflamados es una simple alegría, que su poca voz y su ronquera es posible producto de una gripe, después de todo son las físicas las que podemos ver , son las físicas las que se pueden disimular… ¿Pero y las heridas emocionales? Esas heridas que no se ven pero que hacen más daño porque son dichas a cada momento, cada día y todos los días, por la persona que supuestamente le ama.
Es verdad, el Amor no existe en Paz; siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas; pero podemos ayudar a que el sufrimiento no sea permanente!!!
Adela Tannous
