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Cuba y el bloqueo.

Publicado el 21 enero 2012 por Juan Carlos
La discusión sobre si Cuba es una dictadura o no se encuentra ampliamente dilatada en el tiempo. Sin embargo, no conviene adoptar, en este sentido, posturas reduccionistas, como hacen los medios de comunicación. El régimen político cubano es muy mejorable, igual que el español, y es que en realidad comparten una carencia inexcusable como es: la no separación de poderes entre ejecutivo y legislativo. A tenor de lo expuesto, es menester recordar que para comenzar a analizar la actualidad política cubana, se debe primero estudiar el bloqueo económico, porque se trata de una variable configuradora del actual régimen, no hacerlo conduciría a un análisis incompleto.
 Una de las consecuencias más conocidas del bloqueo son las duras políticas proteccionistas que Cuba tuvo que adoptar durante el llamado período especial. Entre las que se pueden encontrar las, ya eliminadas restricciones, que impedían a los propios cubanos adquirir móviles, o el poder pasearse por los hoteles de la isla, o la, todavía vigente, prohibición de salir del país. No obstante, hay que recordar que estas medidas no fueron fruto del capricho o locura de sus gobernantes, sino que respondían a determinadas tasas a las que había que hacer frente.
El alcance y la gravedad del bloqueo, son difíciles de cuantificar, pero para hacerse una idea habría que analizar los pilares sobre los que se asienta, como son la Ley Torricelli y la Ley Helms – Burton. La primera de ellas, Ley Torricelli, promulgada en 1992 por George Bush (padre) tenía como sanciones fundamentales dos:
“Primero, prohibir el comercio de las subsidiarias de compañías de Estados Unidos establecidas en terceros países con Cuba; segundo, prohibir a los barcos que entren a puertos cubanos, con propósitos comerciales, tocar puertos de Estados Unidos o en sus posesiones durante los 180 días siguientes a la fecha de haber abandonado el puerto cubano.”[1]
Teniendo en cuenta la situación geografica de Cuba es un durisimo golpe, sin embargo la ley continua de la siguiente manera:
“Por otra parte, autoriza también en esa sección quinta las ventas de medicinas y equipos médicos, pero con toda una serie de condicionamientos y de requisitos.
Los condicionamientos -dichos así rápidamente-, que los productos no sean utilizados con fines de torturas u otros abusos, que los productos no sean reexportados, que los productos no sean empleados en la industria de la biotecnología. Entre los requisitos se requiere la emisión de una licencia específica del gobierno de Estados Unidos para la venta y que se realicen las verificaciones in situ sobre el uso final de los productos.”[2]
A simple viste se puede apreciar unas trabas importantes a la hora de que Cuba adquiera productos tan importantes como son las medicinas. Cabe señalar, además, que esto es tan solo una aproximación.
La Ley Helms – Burton, aprobada en 1996, se atrevió a dar un paso más: “La ley recoge todo el instrumental anterior del bloqueo y añade nuevas restricciones y exigencias a Cuba, al propio tiempo que incrementa las sanciones a terceros países por sus vínculos o asistencia a la isla.”[3]
Un análisis algo más exhaustivo de la norma arroja conclusiones como las siguientes:
“La ley contempla una serie de exigencias para restituir las licencias generales para el envío de remesas a familiares en Cuba o de viajes de visita a familiares en la isla, con el claro propósito de privar a la economía cubana de los ingresos en divisas que pudiera obtener por ello. En el primer caso condicionan a que previamente el Gobierno Cubano permita sin restricciones la operación de pequeños negocios privados facultados para contratar asalariados y adquirir los materiales necesarios, y en el segundo caso la libertad de prisioneros políticos y reconocimiento del derecho de asociación entre otros. Estas inaceptables exigencias, procuran sentar las bases económicas y políticas para el desarrollo de un movimiento opositor interno, alejan cualquier posible solución de este aspecto, al propio tiempo que afectan directamente los vínculos familiares entre los residentes en EE.UU. y Cuba.”[4]
“(…) se señala en la ley que el Congreso urge al presidente de EE.UU. la aplicación inmediata de sanciones contra países que asistan a Cuba. Por ejemplo, cuando se plantea suspender la asistencia asignada a cualquier país que brinde asistencia y créditos a Cuba para apoyar la terminación de la planta de energía nuclear de Juraguá (…)”[5]
Naturalmente la Ley Helms – Burton también prevé muchas más sanciones para tratar de debilitar a Cuba, pero las aquí expuestas suponen un pequeño aporte para poder hacerse una idea del alcance del bloqueo.
Estas breves reseñas bien podrían indicar extraer que dichas leyes son parte de una trama perfectamente orquestada para derrocar al gobierno cubano. Cuba al optar por un modelo económico que no es el imperante, tuvo que enfrentarse a la correspondiente respuesta del el país capitalista por excelencia (EE.UU), como queda inequívocamente plasmado en un documento secreto estadounidense desclasificado en 1991 que decía textualmente lo siguiente:
“No existe una oposición política efectiva en Cuba; por tanto, el único medio previsible que tenemos hoy para enajenar el apoyo interno a la Revolución, es a través del desencanto y el desaliento, basados en la insatisfacción y las dificultades económicas. Debe utilizarse prontamente cualquier medio concebible para debilitar la vida económica de Cuba. Negarle dinero y suministros a Cuba, para disminuir los salarios reales y monetarios, a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Un país que se autoproclama democracia no debería llevar a cabo un plan de estas características, por el simple hecho de que no le gusta el gobierno de otro país. Eso se torna más grave, cuando se repasa la historia más reciente de Sudamérica, y se encuentran ejemplos de apoyo de los Estados Unidos a gobiernos dictatoriales, como al Gobierno de Pinochet en Chile. Evidentemente, fueron motivos estratégicos y económicos los que llevaron a los EE.UU a apoyar al Chile de entonces. No fue casual en absoluto que la economía chilena de aquella época fuera magistralmente dirigida por los llamados Chicago Boys.
Es por todo esto que Cuba se ve obligada a adoptar políticas severas y proteccionistas para salvaguardar los pocos recursos económicos que posee, ya que es justo recordar que por culpa de este bloqueo Cuba no es un país que pertenezca al llamado “primer mundo”. Pero Cuba, comparado con los países de su entorno tiene unos índices de alfabetización, salud y esperanza de vida envidiables, gracias al esfuerzo del pueblo cubano que ha trabajado conjuntamente, luchando contra el bloqueo, durante muchos años. La ONU mediante el informe Índice Global de Paz 2009, que se encarga de medir valores tales como los niveles de democracia, la educación, el bienestar material o el respeto a los derechos humanos sitúa a Cuba por encima del instigador de su bloqueo. Ya que, mientras dicho informe coloca a Cuba en el puesto número 68, los EE.UU ocupan el número 83.
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[1] http://www.icap.cu/medidas/torric_esencia.html2 Ídem[3] http://www.cubavsbloqueo.cu/Default.aspx?tabid=394Ídem5Ídem

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