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El astro dorado refulge en el cielo de Ravion desde
tiempo inmemorables. Sin embargo, hay una historia guardada en la biblioteca de
Norenaro que da otra versión. Grandes sabios han dicho que sólo es una historia
muy bien narrada por algún hábil escritor meliarno, otros opinan que fue una
revelación del Fuego Oculto, pero es difícil saberlo.
La historia dice así:
En Ravión siempre reinó la oscuridad de la noche
eterna del tiempo, interrumpida únicamente por la luz de las estrellas lejas y
las 2 lunas. Y en el continente habitaban dos razas: los majestuosos dragones y
los feroces roñan (como los llamaban los dragones). Cientos de años lucharon
por la supremacía, los roñan no eran tan astutos como los dragones, pero su
fuerza los superaba.
Llegó un momento, en donde los dragones se vieron
presionaron y algunos huyeron hacia el mar exterior. Aquel mar que dicen que es
más grande que Ravion y al final de él sólo existe nada... O eso dicen los que
no conocen. Ya que después del terrible viaje a vuelo, sin descanso, los
dragones que aún estaban vivos encontraron otro continente. Era una tierra de
luz, en donde habitaban otras razas, otros animales, otros árboles distintos a
los de Ravion.
A estos dragones se les permitió quedarse en un espacio
de tierra designado y establecieron su reino en paz. Sin embargo, en Ravion
continuaba la guerra y aquellos que estaban en Aurima decidieron enviar ayuda.
Y mandaron a un guerrero nacido en el su nuevo hogar: un dragón dorado como
nunca existió otro.
Fagnarok era su nombre y la luz que trajo al cielo
de Ravion obligó a los roñan a ocultarse, pues la luz los hería mortalmente.
Así fue como los dragones ganaron la guerra y Fagnarok se dedicó a cruzar el
cielo todo los días como las lunas.
Se dice que aún conserva la figura de un dragón, y
que se lo puede ver en el este o en el oeste de Ravión cuando sale o se oculta.