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Cuento apresurado...

Publicado el 04 septiembre 2012 por Tarrou

Entonces todo volvió, como en un remolino. Y una voz que eran espadas que chocaban, llamas crepitando salvajes en selvas nocturnas, tifones golpeando muros de piedra que la sal de las olas había maquillado, rugidos de muchedumbres, la voz clara del Dios de muchos nombres y tantos otros sonidos que una mente humana no puede concebir, mezclados y armoniosos, habló.
Has visto y sólo comprendes ahora. Caminabas por un sendero angosto cuando viste la entrada. Te has acercado y has llegado a uno de mis sirvientes, uno de los que menos poder emanador podría poner a tu servicio. Pero caíste deslumbrado. Has pedido por tu porvenir y tu heredad. Si hubieses sido sabio la hubieses mantenido con vigor y prudencia. Pero deseabas tanto que los ojos se cegaron y tu boca no supo callar.
Recordaba una gruta, una luz, un prodigio. Ante sus ojos, la bruma se convirtió en un genio. Lo envenenó con palabras. Creó ante sus ojos el horizonte de un porvenir, pero le advirtió de la futilidad de los sueños humanos. Gustan los genios de endulzar sus palabras para perdición y sarcasmo de los mortales.

Te concederé todo lo que puedas pedirme antes de que el sol se retire de esa franja. Entonces, saldrás de aquí y verás el mundo que has creado. Elige con perspicacia, pues no sabes nada de aquello con lo que soñarás mañana. Nada te será ocultado
Durante un segundo, sintió el vértigo. Lo superó con la gula del deseo y el poder, construyó un futuro , se sintió benévolo o autoritario, sintió el poder demente del creador, el vértigo del usurpador hacia un poder divino. El tiempo corrió deprisa.
Había anochecido cuando salió de la cueva y emprendió el camino a casa. No se cruzó con nadie en su regreso, pero veía las formas de las casas de sus vecinos, grandes y mejoradas. El camino lucía iluminado por antorchas esbeltas y la noche se retiraba del claro del bosque donde hasta hace unas horas se apiñaban chozas desvencijadas y ahora lucían casonas robustas. Encontró a su mujer llorando -es un milagro- repetía. Sus útiles de cocina parecían extraños, desconocidos y provenientes de otros lugares desconocidos.Los vanos que eran simples rendijas se habían convertido en amplios espacios que hacían el aire más claro. Durmieron felices en un jergón amplio que sustituía sus telas casi deshechas.
A la mañana siguiente, la salida del sol sorprendió a la aldea en una ofrenda espontánea. Todos dirigían sus pasos hacía la imponente Iglesia que sustituía a la ermita modesta del lánguido ayer. Los murmullos de bendición sobre el misterioso viento que había cambiado en un instante sus casas, sus ropas, sus posesiones y sus vidas eran orgullosos, pasados los primeros instantes de temor. Pero tras las celebraciones y las fiestas, llegó el recelo. Pues los labradores cuyas tierras colindaban con las de los aldeanos del pueblo más próximo habían visto en la distancia las mismas casas y los mismos lugares, sin cambi aparente. Así qe sintieron temor, y decidieron esconderse. Compraron tierras a su alrededor,hicieron crecer vallas y empalizadas. Y sus campos se agostaron. Sintieron punzadas de envidia entre ellos. Y sus bienes se echaron a perder, y su vecindad se agrió. Así que nuestro pobre, y trágico, héroe, decidió volver a la angosta cueva de la cual había nacido la alegría y la amenaza de la perdición. Pero de su benefactor inesperado un día sólo encontró palabras frías: los humanos sabéis construir, pero no sabéis fortalecer la savia de lo construido. Vuestro espíritu no persevera en la energía de la ilusión. Fui generoso. Y tú estás siendo ingrato. Lo sé-replicó el hombre, -sólo te pido que consideres mi último deseo. Deseo que todo lo que te dije fuera un sueño, aunque se haya convertido en realidad amarga. Y deseo que puedas hacernos despertar de ese sueño. Los ojos del genio se entornaron. ¿Eres consciente de lo qué me pides? No cambiarás la realidad de los semejantes..la tuya propia. Lo sé. Sólo quiero que me ayudes a hacer crecer otro tipo de planta. Estas serán mis últimas palabras para ti, dijo el Genio desvaneciéndose. Sea como quieres...
El regreso fue amargo. Campos secos y cuarteados, estructuras desvencijadas, lamentos, harapos. En su frenesí, no había sido capaz de despertar de su delirio. Y ahora el esplendor se había convertido en un recuerdo cruel. Los vecinos se agolpaban en la vieja ermita, suplicando perdón a una divinidad despiadada que le había retirado sus favores, tratando de desentrañar su voluntad y sus propios pecados. Y la voz resonaba en el interior de nuestro personaje y era una ola de frialdad lejana venida desde el seno del tiempo y fuera de él, lo abrumaba:
Nada te ha sido ocultado, como prometió mi sirviente. Has deseado  y has obtenido, has visto y quizá hayas comprendido que hasta en la  mañana más luminosa crece la semilla de la destrucción. Habéis vivido en vuestro delirio de bienestar material y egoísta, y olvidasteis de dónde veníais. O quizá simplemente un genio travieso ha jugado con vosotros. Vuestra vida es corta. Recuerda sin rencor vuestro momento y sin angustia vuestros errores. Edificad sobre la fértil tierra. Disfrutad los días y el estar vivos. 
El sol declinaba como una bola líquida y naranja enorme sobre la silueta de una ermita modesta y una multitud reunida en torno. Las sombras se alargaban sobre los surcos renovados.Un genio volvía a dormir un sueño de siglos. Acababa lo que quedaba de un día que culminaba y derrumbaba un viejo sueño. Y mañana empezaría otro, tan viejo como el antiguo.
Sí, es apresurado, pero tampoco quería manosearlo más. Espero que haya sido una buena decisión :)

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