Revista Talentos

Cuento del alma

Publicado el 05 septiembre 2013 por Gogol

Un espejo, que nunca más se uso, al que nadie quiso volver a mirar, ni a limpiar, reposaba en frágil equilibrio contra su amigo el armario, en un pequeño desván. Dos muebles comunes y corrientes, sin magia alguna, sin habla, sin movimiento, sin vida, pero aun así en un raro estado de la no muerte, algo parecido a un purgatorio de lo material. El marco del espejo, que de joven fuera un árbol vivo, con raíces firmes, con unas ganas verdes de permanecer derecho, con unas ramas que mas que ramas parecían alas con las que jugaba a atrapar el aire en su tiempo libre, un joven sauce que tuvo que morir justo el día que quiso moverse, para sacudirse el polvo, y rascarse las picaduras de los pájaros.

El sauce en el desván, en forma de espejo, parecía estar meditando sobre todo lo que no había hecho, y a pesar de no gesticular y expresar emotividad parecida a la nuestra, indicaba una firme tristeza con sus ralladuras abundantes y astillas profundas. Por momentos en esas corrientes de aire que cruzaban por la ventana parecía estar inhalando su último y único grito.
Una mañana, dos personas cuyos nombres no vienen al caso, se dispusieron a arreglar el diminuto desván, con las dos personas adentro, exagerando un poco, se podría arrojar una moneda y esta no tocaría el suelo, estaba lleno de antigüedades, de recuerdos rotos, de objetos que alguna vez fueran preciados y de manera inexacta e imprecisa perdieran su valor en el tiempo. Los dos personajes comenzaron a levantar las cosas que estaban en el piso, tuvieron la idea de ir reuniendo todo en cajas, y luego formar columnas, con el propósito de liberar el piso, el espejo no cabía en ninguna por lo que conservo su sitio.

Muchas de las cajas contenían porcelanas, libros, objetos que podrían quebrarse, aparte de eso los distintos tamaños, formas, y posiciones de las cajas formaban una columna de manera irregular, por lo que existía un alto riesgo de que se fueran a caer al piso, pero todo era con el propósito de ir liberando espacio para dejar todo absolutamente limpio.

La persona que estaba delante de la puerta trato de salir, tenía tres cajas en las manos, una sobre otra, con objetos que le parecían tener algún valor, trato de abrir la puerta con el pie, caminando hacia atrás, pero la caja que iba en la parte de encima amenazo con caerse, el trato de mantener el equilibrio pero se fue contra la puerta que estaba a medio abrir, se golpeo con la manija en su espalda lo que lo obligo a dar un movimiento un tanto brusco, que envió la caja por los aires, la caja cayo muy cerca del espejo, alcanzándolo a rozar, el espejo trato de mantener su equilibrio físico, la otra persona que también tenía las manos ocupadas, alcanzo a sacar el pie para salvar el espejo, pero la distancia no le dio, el espejo por si mismo se hizo de un lado del muro , aun no se daba por vencido y se mantuvo en pie apoyándose en un filo, finalmente una tela que había en el piso lo hizo deslizarse lentamente sobre el piso, aparentemente intacto, en ese mismo segundo, la persona que había arrojado la caja permanecía en movimiento tratando de salvar las dos restantes, en una de sus maniobras por sostenerlas, logro el efecto contrario, hizo que las columnas que habían elaborado se fueran al piso, contra el espejo, quien soltó su ultimo y único grito, se quebró el espejo, librando al viejo sauce de su alma de cristal . Después del desastre todo fue a dar al patio, apartaron las porcelanas que no se habían roto, y arreglaron todo de tal manera que nadie se percatara del accidente, el marco fue mutilado y puesto a disposición de una parilla, Muy pronto le daremos su ultimo uso.

Mauricio Valderrama

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Etiquetas: Cuentos, Historias cortas


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