Vuela melancólica la Gaviota, hoy la nostalgia la ha visitado, ella que presume de ave libre añora unas alas rodeando su cuerpo, sentir un dulce beso en su pico, aquellas gratas caricias que le daban vida, conversaciones que la hacían reír, momentos que invitaban a soñar.
Será que el paso del tiempo la ha embriagado de sensibilidad y aquella gaviota que volaba solitaria y alegre convencida que su vida así era perfecta siente tristeza recordando los momentos compartidos con aquel viejo amor, el que un día tras bellas palabras le dijo adiós, Gaviota retomó su vuelo convencida que volaría mejor en soledad, su vida con Gavioto perdió la magia, se esfumó la pasión, acabó sintiéndose prisionera en aquel nido , ella soñaba conocer mundo, pasear por otros mares y cielos, pero tan solo encontró aves de paso, amoríos vacíos, nidos repletos de hastío , Gaviota anhelaba enriquecerse como ave, no le interesaban revoloteos pasajeros sin sentido.
Sin saber por qué amaneció recordando aquel Gavioto que en el pasado la hizo feliz, que le enseñó lo bello que era volar en compañía y la hizo sentirse la más hermosa entre las Gaviotas, quizás al ver a otras aves formando cálidos nidos, que no eran perfectos, pero con paciencia y respeto mutuo superaban dificultades, algo que ella quizás no fue capaz de comprender, la vida no es fácil, no es un cielo sin tormentas, pero cuando ambos vuelan hacia la misma nube, apoyándose, aceptándose como son, alimentando aquel sentimiento que un día los unió, es más sencillo continuar volar en un mismo cielo.
Magda Jardí
©Derechos reservados