Revista Literatura
Cuentos de hadas,
Varios Autores,
Zonacuario, Ecuador, 2014.
¿Dónde viven las hadas? ¿Están entre nosotros? ¿Qué sienten, qué comen, que anhelan? Algunas hadas buscan el amor, otras desean conocer mundo, algunas se confunden y se vuelven extrañas, otras solo quieren ayudar... Para las hadas, criaturas de la imaginación o de los sueños, nada es imposible. A veces, incluso, cuentan sus secretos y, si nos estamos quietos, podremos llegar a percibir su vuelo brillante por encima de nuestras cabezas.
Eso lo saben bien Enrique Pérez Díaz, María García Esperón, Seve Calleja y Liset Lantigua. Y lo saben tan bien que cada uno, según su pensamiento, según su manera de entender el mundo, nos ofrece una visión especial y particular de las hadas en este libro colectivo que es Cuentos de hadas.
Para empezar, Enrique Pérez Díaz se pregunta ¿Se jubilan las hadas? y la respuesta es que no, obviamente, aunque las hadas a veces no acaban de entender el mundo moderno o, mejor dicho, los niños de hoy no aprecian los dones de las hadas y no se sorprenden ante su capacidad de crear ilusión, por desgracia. El hada protagonista se tropieza con todas las dificultades del mundo hasta que, al fin, un niño cree en ella y eso la salva del olvido.
María García Esperón opta por el texto cargado de símbolos cuando escribe El hada Ayer. Es imposible que el hada Ayer se encuentre con el Ahora, del que se ha enamorado, sin perder ella misma su esencia. A la escritora mexicana le preocupa el tiempo y sus relaciones. Entre pasado, presente y futuro tal vez existan más lazos de los que, incautos humanos, nos pensamos y el hada Ayer nos los muestra, aunque en ello empeñe su propia existencia.
Seve Calleja prefiere adentrarse en la mitología asturiana y nos habla de La lamia enamorada quien cuenta su secreto al joven del que se enamora, porque prefiere dejar de ser a no sentirse querida. A menudo, tememos a lo desconocido y creemos que es peor que nosotros mismos, por eso huimos, como le sucede al joven del relato, quien se desilusiona al ver que la chica de la que se ha enamorado es una lamia, para sufrimiento de la misma.
Por último, Liset Lantigua nos desvela, en La Bella Durmiente, un secreto. La joven no sucumbió ante el hechizo de ninguna bruja, sino de un hada resentida porque las hadas, cuando se enfadan, no resultan demasiado agradables, como puede leerse en el relato.
Los cuatro cuentos nos hablan de un mundo antiguo, al que se llega por el camino de la emoción; de un mundo donde es posible la extrañeza, la emoción, la ternura en estado puro, pero también el sobresalto, la duda, el miedo y la sorpresa ante lo desconocido.
Cuentos de hadas une cuatro voces narrativas distintas, cuatro registros, cuatro estilos, que, con su especial manera de sentir, dan respuestas o, mejor aún, formulan buenas preguntas. Las mejores preguntas. Si abrimos el libro lo sabremos y quizá sepamos entender un poco la especial manera de ser de las hadas que, existir, existen.
Sozapato, Sofía Zapato, se encarga de las ilustraciones y lo hace unificando, de alguna manera, las versiones de los cuatro autores, porque recrea, para el lector, a los personajes de los relatos y les da rostro y emoción. Son ilustraciones llenas de color, evocadoras y, por qué no, juguetonas, como lo son, a veces, las hadas.