Entre los cuentos de terror que nos han llegado, este es uno de los más interesantes. En parte por la cercanía, ya que nos ha llegado de un familiar que vivió esta historia en primera persona y por tanto se trata de una historia real. En segundo lugar por lo aterrador de la historia en si. Utilizaremos seudónimos para no dar pistas sobre las personas que intervienen en los hechos.
El mes de febrero de hace dos años conseguí reunir la suficiente cantidad de dinero para poder darme el lujo de hacer una visita de un mes a mi ciudad natal, Barranquilla. Solicité mi mes de vacaciones en mi trabajo de camarero en Madrid y me fui a mi ciudad natal para poder disfrutar de las fiestas de carnavales.
Allí me hospedé en casa de una amigo que vive en una zona comercial más céntrica que la casa de mi familia. Así que aproveché la ocasión que me brindó este buen amigo para poder estar más cerca de la fiesta de carnavales.
Juancho, me ofreció una habitación bien grande para alojarme así que me instalé ahí con mis maletas tras pasar un par de días en casa de mi madre.
Durante las tres primera noches de mi estancia en casa de mi amigo note como llamaban a la puerta de mi habitación al rededor de las 4 de la madrugada. Las únicas personas que dormíamos en aquel piso eramos yo y mi amigo y nadie más tenía acceso a la vivienda. De cualquier modo lo achaqué a un trastorno del sueño o cansancio debido al largo viaje que tuve que hacer en avión desde Madrid. Pensé que quizás podía ser un mal sueño.
Al cuarto día, mi amigo Juancho y yo bajamos al bar de enfrente del edificio en el que estábamos para tomar algo. Allí nos encontramos con Jorge, un amigo en común que se alegró mucho de volverme a encontrar en la ciudad. Este se sintió intrigado por que sobre la ventana de la habitación donde yo dormía había visto las noches anteriores como la sombra de una persona.
Juancho y yo nos echamos a reír a carcajada limpia cuando de repente me giré y vi la sombra de la que Jorge nos estaba hablando. Acto seguido llamé la atención de mis amigos que pudieron ver como la sobra de la persona desaparecía de la ventana.
Aquella misma noche me mudé de esa habitación al salón. Ya no podía dormir ahí. A mi nunca me había pasado nada parecido antes y no creía en estas cosas, pero estaba aterrado.
Durante las tres siguientes noches dio la casualidad que la luz del salón se dañaba minutos antes de acostarme así que no podía quedarme un rato a leer como suelo hacer.
Juancho llamó a una amiga que es bruja, por que el si que es muy creyente, tanto en Dios como en los fenómenos paranormales. La bruja a la que llaman “La Pantera” entró en la habitación y tras pasar unas horas allí dijo haber contactado con una mujer que había muerto en aquella habitación y que al parecer me hacía el amor cada noche que yo dormía allí.
No se si la historia de la Pantera es cierta, pero lo que si que se es que allí había alguien, un espíritu, un ser extraño, algo que me estaba acosando y que no me dejaba dormir. Desde entonces, a casa de mi amigo Juancho, sólo he ido de visita.