Saber cual es el siguiente paso, qué magnifica combinación nos llevará a seguir con la historia que empezó la noche anterior. Baile, bebida y sexo, una peligrosa y apasionante mezcla que conduce hacia el éxtasis a aquel que lo prueba. Sin control o mejor dicho, de forma descontrolada, puede ser una droga peligrosa de gestionar, levantarse sin saber realmente que has hecho con tu extrañamente dolorido cuerpo. Pero pasa, a veces, sucede y entonces te das cuenta que todo es un cuadro borroso en tu mente.
¿Qué ha sucedido? ¿Quién era aquella persona que proporcionó raciones de gratificante sexo la noche anterior? O mejor dicho, ¿qué hora es? Cuestiones que se deben ir ordenando tras horas de locura extrema. Una única obligación hace que como un resorte saltemos de la cama, dejando atrás una desordenada habitación. Una noche loca, sin duda, pero el deber me llama y cada paso que uno hace el día después para asistir a clase valen más que horas de memorística interminable.
Tarde, un concepto relativo en base a diferentes factores. Poco un valor cuantitativo que poco dice de la calidad que muestra. Quizás por ello a veces dicen que lo corto pero intenso merece la pena ser catado. Sin duda alguna esas experiencias hacen que muchos se alejen de tal actividad perdiéndose la experiencia final. Un trabajo, esa es la tarea a presentar y el paso más importante, aquel que define cual será el contenido de éste es una simple consecución de pocas palabras.
El tema, un simple y corto contenido, algo por lo que empezar, una investigación que se inicia a veces por casualidad. Sin inspiración, sin nada en lo que basarse, una cantidad vacía de hipótesis y lineas de estudio poco ingeniosas. Por arte de magia y casi de casualidad el destino decide unir mi experiencia nocturna próxima con aquello que se debe presentar.
Un misterio por resolver un extraño mundo presentado de forma simpática donde todo gira entorno a una mujer, una estudiante que no duda en usar su cuerpo como objeto ante el placer carnal o para conseguir aquello que cree su cometido. Algo oculto, una trama con puntos negros que deben ser unidos bajo el trazo atento de un enemigo oculto. Escenas que se relacionan entre lo ridículo y lo humorístico. Sin duda, un planteamiento gestionado de forma que cada acto tenga su porqué, un aventura tras una desventura.
Una esfera, extraño elemento carente de origen y argumento. Un objeto perseguido, codiciado y que conduce cada paso de la trama. Un camarero particular, con un tono amistoso pero con pinta de matón, un compañero melancólico con tendencias suicidas dispuesto a ayudarnos en todo momento, un conserje borracho, un ineficiente policía y un maestro lleno de codicia y envidia conforman el elenco de personajes que acompañan dicha historia.
Sesgada, partida, por fascículos, a cuenta gotas, donde cada paso que se da es algo más que complementa el extraño puzzle que una noche de locura sexual parece haber iniciado. ¿Quién es el tipo de la foto? ¿Qué relación tiene éste con toda la historia? ¿Se acordará de mi? Cuestiones que surgen poco a poco mientras uno avanza. Como un rompecabezas, desmontado y sin guía nos vemos obligados – casi por inercia – a seguir buscando más indicios de lo sucedido.
Los estudios a veces plantean situaciones un tanto surrealistas, quizás por ello vale la pena indagar en el origen de aquellos asuntos que se muestran turbios, aunque sólo sea por fastidiar a ese maestro que deseoso de suspensos y fracasos. Sin duda una buena manera de introducirse a un mundo universitario, alejado de nuestras realidad pero cercano a algunas de las costumbres que muchos practican semana a semana “Sexo, mentiras y trabajos de clase” de forma gradada de manera descendente. Quizás debemos ponernos a estudiar, quien sabe a veces hasta puede ser interesante.