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Los objetivos básicos para cualquier organización son rentabilidad y más rentabilidad. Por tanto la acertada gestión de sus recursos disponibles, que son mayoritariamente limitados y en los tiempos que corren no muy excesivos, se convierte en un aspecto trascendental para alcanzar tal propósito. Dicha distribución se realiza en base al establecimiento de preferencias estratégicas entre las que existe una clásica prioridad, tan entendible como legítima, que es obtener un producto adecuado a buen precio. Para ello es conveniente valerse de otras actuaciones complementarias e igualmente primordiales, con toda la inversión que implica, como innovación, sostenibilidad, formación, colaboraciones externas…nuevos valores añadidos, cada vez más asociados al espíritu evolutivo y vanguardista de cualquier organización. Curiosamente a día de hoy la promoción, sinónimo de impulso, en muchos casos no se encuentra entre ellos, quedando relegada o a la espera de recursos económicos sobrantes.Sean cuales sean las principales premisas en la actividad empresarial, no pueden llegar a representar auténticas ventajas competitivas si no son comunicadas, y de manera oportuna. Y es que todo comunica. Sólo hay que determinar qué es comunicable, para alcanzar así cierta diferenciación y poder destacar en el mercado. Ahora bien, existen formas y formas de comunicar.
Siempre se asocia la difusión de mensajes institucionales o comerciales con costosas campañas publicitarias. En cambio existen alternativas más asequibles y rentables, ya que con la misma ambición, incluso con más atrevimiento e ingenio y, sobre todo, empleando las nuevas tecnologías se pueden llevar a cabo excelentes acciones comunicacionales (sólo basta con realizar una búsqueda por Internet para encontrar buenos ejemplos). Asimismo las colaboraciones informativas puntuales con la prensa pueden complementar y optimizar, aún más, dicha atención. Consecuentemente, la originalidad empieza ya en el propio diseño de la estrategia de comunicación.
En definitiva la promoción, una mimada y planificada promoción, debe considerarse también como una prioridad esencial, una inversión en una serie de instrumentos necesarios. Nunca como un derroche o una sinrazón permanente. Y es que ahora, más que nunca ante la adversidad, la comunicación creativa se convierte en un factor determinante del éxito. Un triunfo, en el caso de la empresa contemporánea, que reside ya no en la consolidación de su crecimiento sino simplemente en su propia existencia.
Periódico ESCAPARATE. Suplemento de economía (junio-julio de 2011).