(Este post puede enlazarse perfectamente con el que tenéis justo debajo de Chelo, viene a colación de lo que ella habla, de estar todo el día al límite)
La vida debería ser otra cosa... Algo muy distinto de lo que estamos creando... La vida debería ser cuestión de prioridades y posibilidad de llevar a cabo esas prioridades en el orden correcto. No es normal que vivamos para trabajar y pagar objetos, tecnologías, casas, coches, etc. que luego no vamos a poder disfrutar porque hay que ganarse el dinero para pagarlos. No es normal que una madre o un padre no pueda recoger a sus hijos del colegio y tenga que hacer filigranas para poder llevarlos. No es lógico que los padres se vuelvan locos por encontrar actividades extraescolares para sus pequeños porque no pueden conciliar su vida laboral con la personal, y por supuesto, tal y como están establecidas las cosas, el sacrificio siempre se hace en lo personal. No debería ser lógico que todos traguemos con estos y lo veamos como lo normal, incluso algunos agradeciendo no tener el compromiso de pasar tiempo con los retoños que ellos mismos han decido traer a este mundo (y de estos hay muchos, padres que cuando llega el verano y se van a Marbella buscan un hotel con guardería para dejar al crío mientras ellos se van a la playa).
¿Por qué seguimos consintiendo que en las entrevistas de trabajo, si eres mujer se te pregunte si estás casada o piensas estarlo? ¿A ellos que debería importales que tú quieras tener hijos o no? Es tan fuerte que en un curso del inem te hablen sobre entrevistas de trabajo, te cuenten todo esto y te digan claramente que mientas, que digas que no tienes pareja y que no deseas tener hijos, que luego ya se verá... Pero señores, ¡¡¿esto qué es?!!. La vida no es ese trabajo, ese trabajo nos tiene que servir para vivir, no vivir por y para él. No puede ser que en un medio de comunicación, de los que consideramos progresistas, a una chica recién casada se le pregunte que si piensa en niños en un futuro cercano. Y eso una mujer la que lo pregunta, con toda la mala baba del mundo. Y luego se le ofrezca un sueldo de mierda con unos horarios de mierda (nocturnos), que harían imposible en cualquier caso que ella se plantease el tema de la maternidad.
Pero no solo se trata de hijos, cada uno tiene sus propias prioridades: viajar, leer, ver series, cocinar, disfrutar de tiempo junto a tus padres, irte de compras con tus hermanas, darle un beso con calma a tu pareja, abrazarle tumbados en sofá tomando una copa... Deberíamos tener tiempo para hacer todas estas cosas y no tener que recurrir al móvil para poder hablar con las personas que queremos, dejar de utilizar todas las aplicaciones que nos ofrece la tecnología para decirle al que te espera que llegaras después de cenar a casa, que tienes que terminar un informe, deberiamos poder VIVIR, así, con mayúsculas.
Es horrible que nos olvidemos del día a día pensando en unas vacaciones que, en el mejor de los casos, solo duran un mes. Cada vez la gente sonríe menos, está más enfadada, lo que es lógico si tenemos en cuenta el tiempo que perdemos de felicidad en atascos, reuniones a deshoras, trámites burocráticos varios... y todo, para llegar apuradísimos a fin de mes, para pagar esa casa en la que estamos lo mínimo, ese coche que solo utilizamos para ir a trabajar y la guardería de los niños, en la que les dejamos horas y horas porque en este país el término conciliar se lo pasan por el forro de las narices empresarios y gobierno.
Ahora que hablamos tanto de indignación, que parece que queremos cambiar el mundo, y que todo tiene un poso de esperanza, tal vez nos demos cuenta de las verdaderas prioridades de cada uno y luchemos por ellas, por disfrutarlas y aprovechar cada minuto al máximo. Que de eso se trata, ¿no? de aprender a ser felices.