Los vegetales de hoja pequeña son una delicia y además son muy nutritivos. Su cultivo no es demasiado complicado, y tiene la ventaja de que se puede hacer en una espacio no demasiado grande.
Es recomendable utilizar las variedades que rebrotan cuando se cortan. Normalmente, las hojas se pueden consumir cuando las plantas miden entre 5 y 10 cm. Podremos disfrutar de nuestra ensalada solo tres semanas después de la siembra.
Otra ventaja de los vegetales de hoja, es que se pueden cultivar muy juntos. Esto permite que podamos tener las plantas en una maceta, ¡incluso en un pequeño alféizar! Sin embargo, es cierto que cuanto más grande sea la jardinera, menos posibilidades habrá de que se seque, ya que estos vegetales necesitan un suelo rico y con humedad constante. Lo ideal son unas medidas de 20 x 15cm, con varios orificios de drenaje. Deberemos ubicar la jardinera en una zona con sol o con poca sombra.
Si cultivamos diferentes variedades, podremos preparar varios tipos de ensalada. La rúcula es una buena opción porque crece muy rápido, aunque necesita más espacio (15 cm entre plantones). Otras opciones son las lechugas de hojas sueltas como la Salad Bowl, Lollo Rossa y la Catalogna. Éstas se cosechan cuando las plantas miden entre 10 y 15 cm.
También, podemos optar por las mezclas de semillas para ensalada. Éstas tienen la ventaja de que pueden plantarse a una distancia de tan sólo 3 cm. Además, los sobres de semillas preparadas seleccionan especies que crecen más o menos a la vez, y por tanto que tendremos listas para cortar simultáneamente.
Las hojas para ensalada son un cultivo de verano (se siembran en primavera). Sin embargo, se pueden cultivar algunas variedades más fuertes durante el invierno. Para ello tendremos que sembrar en módulos en el interior, sacar las plantas durante el día para que se vayan aclimatando, y volver a colocarlas dentro por la noche. Este proceso se deberá seguir antes de trasplantar en la jardinera definitiva. Algunas de las variedades más recomendadas para el invierno son: la mizuna, la rúcula y el canónigo.