Revista Diario

Cumpleaños incivilizados

Publicado el 10 febrero 2012 por Maricari
Estaba en su salita sentada ante su ordenador, tranquila, sin meterse con nadie ni siquiera por internet aunque sabía cómo usar el anonimato pero su tentación nunca vive arriba, y quería contestar un par de correos y mirar su blog. Eran momentos agradables que se vieron interrumpidos al tomar conciencia de los ladridos del perro de su vecina.
¡Guau, guau!
Esa realidad le llevaba a sentirse como sentada en una fragua con ruidos estridentes que retumbaban en su cabeza como un martillo pilón.
¡Guau, guau!, sin venir a cuento, pensó.
Ahí está el chucho, como todas las tardes, ladrando a las moscas que vuelan delante de sus ojos y que osan reírse en su cara. Pero había algo más y afinó el oído... Niños, petardos, mixtos, un indefenso animalito,un martillo pilón, las moscas, ¡por favor que salga la vecina a reñir a quien esté azuzando a su perro y que le recoja!
Esperó un poco antes de levantarse de su cómoda silla, digamos... 5 segundos, segundo arriba, segundo abajo, cuando oyó ¡la monumental mascletá!, y aparecieron sus nervios a flor de piel, levantándola de un brinco hacia la ventana. Apartó de un tirón el visillo y deslizó la media hoja vidriada sacando la cabeza y dirigiendo una foribunda mirada hacia el pequeño patio delantero de la casa de su vecina, de dónde, estaba segura, provenía la Cabalgata de las Valquirias (en sus 3 actos).
Pero no acertó a ver al perrillo junto a la verja, pues con la agitación, no cogió sus gafas para el lejos, y tan solo veía borrosas siluetas que se agitaban como un enjambre de hormigas escapando a los primeros goterones de las lluvias de Septiembre.
Dijo a puro grito la palabra mágica ¿qué hacéis?  y varias figuras borrosas salieron del encuadre visual aunque le pareció entrever que eran niñas larguiruchas, y una de ellas llevaba un bolso a rastras o un perrillo con correa, y le salió del alma las palabras ¡pero qué sinvergüenzas, si sois niñas!, ¡niñas! ¡Increíble!, ¡niñas bestias que maltratan animales!, ¡increíble!¡y una de ella lleva un perro! ¿Así le cuidas? ¿Ese es el cariño que tienes por los animales, no te da vergüenza? Aún siguieron varias explosiones más de petardos, pues quedó un malandrín escondido tras la puerta de entrada de la urbanización, a escasos 4 metros del malogrado animal, a dos diostrías de nuestra heroína y a un puñado de petardos sin detonar.
Al parar el estruendo tras la acometida y como hacía frío, pensó dejarlo correr pues pronto se calmaría el perrito, y su deshago personal tras la tensión había sido considerable, por lo que cerró la ventana y retomó su tranquila navegación por los blogs de sus amigas, notando en ese instante cómo la música en la casa de la dueña del perro era reducida de 100 a 0 y soltó... ¡Vaya, se habrá percatado del problema, más vale tarde que nunca!
Ni teclear una letra pudo porque comenzaron otra vez los petardos. ¡Vuelven a la carga! Y saltó como un rayo hacia la ventana, la abrió y creyó ver a un par de mozalbetes en bicicleta, uno de los cuales maniobraba, como Pedro por su casa, colocando la bici entre su coche y el de la vecina y, apuntando la rueda delantera directamente al perro que ladraba como un poseso.
Sin embargo antes de abrir la boca, esperó a que fuesen sus dueños quienes revivieran al Capitán Trueno y sus compañeros, ¡silencio absoluto!, excepto en la verja pugilística. ¡Y estalló la traca final!
A puro grito preguntó con tono acusador al ciclista  ¿Tú no eres de esta urbanización, verdad? Y es que no veía un pimiento, otra vez sin gafas y a lo loco.
El crío respondió que estaba en un cumpleaños. Y ahí nuestra Princesa Sigrid sacó munición de mayor calibre dialéctico... ¡Pues ya estás dejando al perro en paz y marchándote fuera! ¡Fuera! ¡Fuera o llamo a la policía! 
El crío sacó su bicicleta de entre los coches y corrió a dos ruedas urbanización abajo como alma que lleva el diablo.
No, nada se oyó de los dueños del perro. Cerró la ventana mientras su hija entraba en ese  momento en la salita comentando la algarabía que había imposibilitado seguir su estudio, a pesar de que usa tapones para evitar la distracción de la música de la vecina.
- ¡Mamá yo de pequeña nunca fui así! Jamás hice sufrir a un animal, ni a mi propio perro cuando se portaba mal ¿Verdad?
Y Mulán contestó: ¡Verdad hija! Pero es que además, no has tenido ocasión, porque tus cumpleaños celebrados en la urbanización siempre fueron vigilados por tu madre, aunque sé que no hacía falta.
Cumpleaños incivilizados
P.D.: "La educación de los hij@s no es responsabilidad de los Profesores, es mérito de los Padres."
P.D.2ª: nótese que he dicho mérito, porque es lo que pienso ya que responsabilidad es una palabra muy fuerte que conlleva un esfuerzo de titanes. A mi entender, hay que hacer las cosas de modo natural de ahí que nos veamos reflejados en los hijos, porque nada sucede por germinación espontánea ¿verdad amig@s?
P.D.3ª: juguemos a descubrir los errores... ¿Cuántos errores pretende denunciar el texto?
P.D.4ª: ¡Gracias por vuestra paciencia para con esta jardinera!
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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