Cuando me puse a escribir sobre curiosidades de Japón, me di cuenta de que muchas de ellas estaban relacionadas con el transporte público por lo que decidí dejarlas aparte para poder hacer un post aparte para estos pequeños detalles que hacen de los japoneses personas muy distintas a los españoles (que son los que mejor conozco), aunque seguro que a algunos de otras nacionalidades también os sorprenden. Seguramente esta entrada surge porque, en los 15 días que pasé en este país, una de las cosas que más hice fue desplazarme en transporte público.
La primera cosa que se me viene a la cabeza son los autobuses urbanos de algunas de las ciudades por las que pasamos como por ejemplo Kyoto e Hiroshima. En estos, al contrario que en Madrid o Londres, se entra por la parte trasera sin pagar nada en ese momento y se sale por la puerta delantera, es decir, la del conductor, en la que suele haber una máquina por la que se echa el dinero. Este método yo no lo veo muy práctico que digamos sobre todo a la hora de que se vacíe el autobús en paradas clave, pero tiene su lógica en algunos casos.
En Hiroshima, por ejemplo, tienes que coger un ticket al subirte que luego marcará la tarifa de tu trayecto al bajarte. La primera vez que nos montamos se nos olvidó cogerlo, o más bien ni nos dimos cuenta, y después el conductor nos echó una medio charla de la que no entendimos prácticamente nada y nos cobró lo que le pareció oportuno aunque he de decir que creo que no se aprovechó de nosotros porque no parábamos de enseñarle en un plano la parada en la que nos habíamos subido.
Otra curiosidad relacionada con los medios de transporte público en Japón son los famosos vagones para mujeres. Esto puede resultar algo sexista para muchos hombres e incluso para muchas mujeres pero al parecer el motivo por el cual se han creado es que, al llenarse tanto los trenes en horas punta, algunos hombres aprovechaban los trayectos en tren para restregarse y tocar a las mujeres que iban tan tranquilas hacia su trabajo, casa, etc. En algunas estaciones, las entradas a estos vagones vienen indicadas en el suelo del andén.
Y esto me lleva a la siguiente cosa que me ha llamado la atención, las marcas de dónde va a haber una puerta en los suelos de los andenes de las estaciones y cómo la gente hace cola en ellas para acceder al tren. Es curioso el llegar a una estación y no ver todo el andén abarrotado de personas que se pegan por no quedarse fuera del siguiente tren. Aquí todo está más normalizado, en el suelo están las marcas de los vagones de mujeres (mencionados anteriormente), las marcas que dan acceso a los sitios reservados para ancianos, embarazadas, mujeres con niños pequeños o lesionados y las que señalan el resto de puertas. Todo el mundo que va llegando se va poniendo en una de las filas de acceso y cuando llega el tren todo el mundo espera a que salga la gente para, a continuación, ir entrando de forma ordenada según se haya llegado al andén.
Creo que esto es algo de lo que deberíamos aprender todos y que me da mucha envidia el no poderlo tener en nuestras ciudades (hablo por las ciudades que conozco).
Otra cosa que me llamó muchísimo la atención es que en algunos trenes hay zonas para que los fumadores puedan echarse un cigarrillo si el viaje es muy largo. Es curioso que en un país en el que en muchas de las ciudades está prohibido fumar por la calle, permita fumar en una habitación cerrada dentro de un tren de largo recorrido. Esto sorprende más si cabe si en tu país de procedencia, en el que la tendencia es la prohibición de este acto, la gente fumaba en trenes, autobuses, en el metro, etc y ahora no se puede.
Si os fijáis en la foto que he puesto, en el tercer vagón en la parte de la izquierda aparece el icono de un cigarro encendido que indica que ahí hay una sala de fumadores.
Las melodías cuando se aproxima un tren a una estación también es algo que choca bastante. Tanto si vas montado en el tren, como si lo que estás haciendo es esperarlo en un andén, siempre empezarás a escuchar una melodía que indica que el tren se está acercando a la parada. Esto, aunque no parezca una gran curiosidad, es algo que no había visto (o mejor dicho, oído) nunca. Suelen ser melodías muy sencillas y sin sentido alguno pero en una de las líneas de metro de Kyoto la melodía era como sacada de una película de miedo y, sinceramente, no me hubiese gustado tener que esperar el metro en alguna de esas estaciones sola y de noche (pero bueno es Japón y esto lo cambia todo).
Seguro que todos, o muchos de vosotros, habréis oído hablar de los empujadores en el metro de Tokyo en horas punta. A mi no me tuvieron que empujar para poder entrar en un tren, y alguna hora punta me he comido con mochila y todo, pero no hicieron falta porque el tren no iba lleno del todo (para mi iba demasiado lleno). Son unos hombres con guantes blancos que los podréis ver en las estaciones más transitadas, pero tendréis que madrugar para verlos ya que la hora punta en Tokyo es de 7:30 a 9:00.
Ya hable en otro post de la afición que tienen los japoneses con el anime, pues en la capital no se les ha ocurrido otra cosa que utilizar un dibujito de estos para indicar donde están las paradas de autobús, pero esto no es lo peor, lo peor es cuando te ves aparecer el autobús que te va a recoger y todo el está decorado con dibujos de anime. Estas cosas tan infantiles son, para mi, unas de las que más me llamó la atención en un país en el que la seriedad, la tradición y el minimalismo.
Y para terminar esta entrada, comentaros una cosa sobre los taxis. Yo no llegué a coger ninguno en Tokyo pero si que vi bastantes y hubo una cosa que no me pasó desapercibida, la funda que todos los taxistas le habían puesto a los sillones del coche. ¿Puede ser verdad que cuando en un país como España, la gente ve anticuado el ganchillo en los brazos del sofá, en un país como Japón el ganchillo se siga utilizando como protector de los asientos? ¿Curioso no? Os dejo una foto de esto también en la que el taxista nos miraba un poco con cara extraña porque le estábamos echando una foto a su taxi.