La he visto subir las escaleras mientras me miraba y me sonreía. Me miraba y me sonreía como siempre lo hace. Sus labios sonreían, pero sus ojos no. Me ha abrazado. Lloraba. Me ha cogido fuerte la mano y ya no me la ha soltado en todo el rato, mientras otras personas se acercaban a saludarla. -“No me he atrevido a llamarte, no sabía que decirte”, “¿Cómo estás?- le he susurrado al oído -“Sé que has estado atento”, “Yo estoy normal, ni bien, ni mal, es lo que me han dicho que debo decir”
Sólo escribo esto con dos intenciones, que Susana, si lo lee siga llorando y en ese llanto sus ojos vayan recuperando su brillo y por otra parte que todos los que nos seguís desde cualquier parte del mundo sepáis que si alguien no se merece que la vida haya sido tan cruel con ellos, son Juan y Susana. La mayoría de los que leáis esto no sabéis quienes son, pero puedo aseguraros que son DE VERDAD.
-“El sábado hago mi primera guardiay tengo que pasar por allí, pero cuanto antes mejor”- me dijo. Quiero que sepasque el sábado habrá ya casi quince mil amigos, que iremos conduciendo a tu lado y no dejaremos que te distraigas. Un beso.