Hoy, dando vueltas por la red, me tropecé con el blog de Daína Chaviano. En realidad estaba buscando información sobre Angélica Gorodischer y terminé enterándome (oh, ignorante de mi) de la existencia de esta escritora (seguiré investigándola, por supuesto). El último post del blog, me pareció super curioso, en especial, para los que disfrutamos de la ciencia y la tecnología mezcladas con lo literario.
"Ya han pasado cuarenta años desde que Erich von Däniken publicara su polémico libro Recuerdos del futuro, donde mencionaba cientos de anomalías arqueológicas que contradecían la versión oficial de la historia...", empieza Daína.Y, con este primer ejemplo nos presenta el panorama de lo que va a tratar. ¿Qué es? Pues que con el tiempo, y a raíz de lo que escribiera Däniken en su "Recuerdos del futuro", muchos científicos e ingenieros se han sumado a los que aseguran que algo anda mal con lo que nos enseñaron en la escuela. Si bien no todos los científicos e ingenieros apoyan esa teoría, si que hay muchos que apoyan la hipótesis de que nuestro pasado es distinto al que pensábamos.
Uno de los libros en los que se hace este planteo es Lost Technoliges of Ancient Egypt: Advanced Engineering in the Temples of the Pharaophs (en buen castellano: Tecnologías perdidas del Antiguo Egipto: ingeniería avanzada en los templos faraónicos) del Ing. Christopher Dunn. Este ingeniero parte de la idea de que los egipcios, quienes lograron obras de ingeniería que ni siquiera hoy podemos igualar, no pueden haberlo hecho sólo usando martillos y cinceles de cobre, en todo caso, no sin cambiar ni un poquito su diseño.
Después de haber investigado durante 35 años cuanto monumento, templo y escultura pudo, revisando, midiendo y evaluando bajo microscopios electrónicos, ha demostrado que ningún instrumento de cobre y madera habría sido capaz de dejar marcas de precisión mecánica tan perfectas. Cosa que es incluso sorprendente de realizar con la tecnología de alta precisión que existe en la actualidad. Esto hace pensar a Dunn que muchos de los grandes monumentos que hoy se les atribuyen a los súbditos de Keops podrían haber sido realizados por una civilización terrestre anterior a la egipcia. Acá hay un dato aun más curioso, Dunn cita las conclusiones del geólogo Robert Schoch de la Universidad de Bostón, quien calculó que la erosión de la Esfinge (que se atribuye al agua) tuvo que ocurrir entre los 5000 y 7000 años AC. Cosa que para los arqueólogos es imposible, porque en esa época los habitantes no poseían los recursos suficientes para llevar a cabo una obra de ingeniería semejante.
En el libro, Dunn demuestra que existen enigmas que los arqueólogos no pueden desenmarañar solos, que hace falta la colaboración de ingenieros, arquitectos, geólogos y otros especialistas que ayuden a evaluar estas obras increíbles, sobre las que se prefiere guardar silencio para poder mantener la historia tal y como la conocemos.
¿Realidad o fantasía? Sólo el tiempo lo demostrará.
Para curiosos, les dejo el link al post de Daína Chaviano, que seguro les va a parecer mucho más interesante que el mío.