Internet y las redes sociales se han convertido en un verdadero semillero de trabajos, trabajos que hace diez años no podríamos haber imaginado. Son tan recientes que no tienen siquiera nombres en español. Muchos jóvenes canarios ya se ganan los garbanzos con ellos.
Yapci Bello trabaja como SEO (Search Engine Optimizer). Su cometido es posicionar lo mejor posible dentro de los buscadores cualquier contenido publicado en la web. No hay mejor forma de dar a conocer un producto o una empresa que conseguir que su web aparezca entre las primeras cuando se activan determinadas palabras en un buscador de Internet. Y a eso se dedica este joven, que reconoce tener un “nombre guanche de los raritos” .
Dado que los criterios que usa un buscador como Google son secretos, se van actualizando constantemente y son aplicados por un robot, el cometido de Yapci tiene algo de tanteo y de intuición, aunque hay determinadas reglas que la experiencia ha ido asentando, para optimizar la presencia de una web en los resultados de las búsquedas. “Mi función es revisar el contenido de las webs para que cuando el robot lo lea tenga claro qué es lo que se ofrece y las sitúe bien en las búsquedas. En cuanto al algoritmo de Google, se va renovando, pero es secreto, como la fórmula de la Coca Cola”, dijo este SEO, que trabaja como autónomo. “Sí, esto sí da para vivir”, dice.
Juan Manuel Castellano es webhoster. Su empresa aloja servidores donde se almacenan muchísimos datos. “Alojamos aplicaciones y webs de muchas de las principales empresas canarias. Esto requiere de toda una infraestructura situada en un búnker de hormigón donde hay armarios, ordenadores…” La fiabilidad de estos servidores es fundamental; si fallaran, las consecuencias para sus clientes podrían ser tremendas. “Si fallara, por ejemplo, el servidor que aloja la aplicación de una compañía aérea, los mostradores dejarían de funcionar y podría afectar hasta a la salida de los aviones”, explica.
Este treintañero llegó a la conclusión de que el futuro pasaba por Internet cuando estaba estudiando en la Universidad, allá por el año 1996. “Internet empezaba entonces, y era un tema muy académico, así se me ocurrió ponerle Internet en la casa a la gente, pues se conectaban allí”.
Las redes sociales son también un terreno laboral que ya aran los más espabilados. La inquieta Ylka Tapia es social media manager, pero también muchas otras cosas, con una importante presencia en Internet. Licenciada en Ciencias de la Información, Ylka es también bloguera, escritora y productora cinematográfica, entre otras actividades.
Su trabajo como social media manager consiste en acercar marcas comerciales a sus clientes habituales a través de las redes sociales, de forma que los usuarios puedan hacer preguntas y sugerencias, en una especie de marketing on line que permite un contacto indi-vidualizado impensable antes de las redes sociales. “Mi trabajo consiste en hacer estrate-gias, pensar la manera de convertir esa marca en una espe- cie de persona virtual, que no sea tan frío”, dice.
El itinerario de Ylka hasta llegar a este puesto es el de muchos jóvenes que trabajan hoy en el sector. Mientras cursaba sus estudios comenzó a interactuar en chats, foros y juegos on line, “plataformas pioneras” de las redes sociales.
Alberto Rodríguez es un community manager. Su labor es parecida a la de Ylka, pero, en su caso, consiste más en pegar la oreja a lo que dicen los usuarios sobre una marca en las redes, escuchar el feedback, no diseñar estrategias. Ser community manager en Canarias, salvo que lleves varias cuentas, significa vivir ajustado”, asegura.
TRABAJO ON LINE
Ylka Tapia. Esta tinerfeña es licenciada en Periodismo, pero trabaja como social media manager. Se ejercitó en chats, juegos on line y foros varios antes de dar el salto a este trabajo vinculado a la gestión de marcas en redes sociales.
Yapci Bello. Este joven trabaja como SEO. Su labor consiste en optimizar la presencia de determinadas webs en los resultados de las búsquedas con herramientas como Google, para que aparezcan entre las primeras páginas.
Juan Manuel Castellano. Este joven veterano es un webhoster, tiene a su cargo una pila de servidores que guardan las webs y aplicaciones de empresas. Sus ordenadores no pueden caerse nunca.
Alberto Rodríguez. El suyo es el oficio de moda: community manager. Su labor no se entendería sin la existencia de las redes sociales, una auténtica revolución que alcanza ya a lo laboral.
Fuente: La Provincia