Revista Literatura

Curry, jenjibre y anís

Publicado el 23 diciembre 2012 por Sara M. Bernard @saramber
Curry, jenjibre y anísPor las mañanas pido siempre un café para llevar, en uno de estos vasos de plástico con tapa. Me dan también un sobre, con poco azúcar y un palo blanco que sirve de cuchara-removedor.
El líquido que llaman café está malo malísimo, pero lo sigo pidiendo todos los días, a veces sin abrir la boca porque ya lo tienen preparado en la barra cuando me ven entrar.

He desarrollado esta costumbre para los diez minutos del desayuno en el trabajo. La bebida portátil. El tabaco. Andar ida y vuelta para desconectar de tanto ruido informativo.
La calle está llena de otros bares, tiendas de ropa que ignoro, una librería (que sí miro de reojo al pasar) y una esquina de la que sale olor a especias que lo impregna todo. "Azafranes Bernardino", se llama en realidad, pero es que me hizo gracia el nombre.
Es una mezcla densa pero agradable, más que las perfumerías de diseño que, por tanta química, acaban apestando. Hoy he decidido pararme, es la mañana del fin del mundo, el invierno acaba de entrar hace unos minutos y sin embargo, luce el sol y me achicharro con la bufanda al cuello.
Por unos segundos, intento adivinar a qué huele esa espesura, casi como intentar adivinar a qué huelen las nubes. A qué suena una palmada con una sola mano. Esas cosas. Distingo anís estrellado, jejibre, curry. Yo qué sé. ¿Canela? Porque está en el escaparate, eso es trampa.

Curry, jenjibre y anísDoy la vuelta hacia la oficina con dos dedos de líquido en el vaso, todo calculado, como cada día. Pero hoy me encuentro cara a cara con el jefe, que va no sé dónde. Por unos segundos siento verdadero apuro, me ha pillado con toda la cara de estar en mi mundo. A ver si se piensa que esto y mirando escaparates. Que encima crea que soy una vaga, cuando de hecho tardo diez minutos de los quince que podría estar desayunando.
Las excusas las da él, que si va no sé dónde a hacer no sé qué recados y ya irá luego a la oficina, bla, bla, bla.
El apuro se pasa enseguida. Qué tontería. Qué poca vergüenza: no llevaba carpetas ni documentos. En vez de estar de paseo, debería encargarse de gestionar las nóminas, que es día 21 y tal...
Ni por esas. Estará buscando la lotería de navidad de última hora.
Todo sigue igual.

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