El Dakar es una fuenta inagotable de anécdotas. Minuto a minuto pasan cosas increíbles que desafían el ingenio humano. Aquí les comparto una recopilación de las mejores anécdotas hasta la etapa actual.
Largada
Emociones a flor de piel
Pablo Busin, novato argentino portador del dorsal 81, observa atónito la multitud congregada tras las barreras. Con voz temblorosa, confiesa: “Me doy cuenta ahora de que se trata de un gran acontecimiento a nivel internacional: me acompañan pilotos japoneses, franceses, australianos… Y lo que más me llama la atención es que nos encontramos todos juntos, amateurs y profesionales, al pie del podio”. La preocupación de los hermanos Prohens, que cuentan ya con un Dakar a sus espaldas, es afectiva y, sobre todo, personal: “somos hermanos y vamos a subir ambas motos a lo más alto del podio”. Hoy han decidido hablar con el corazón. Un poco como Gilles Diguiet, el motorista francés portador del dorsal 90, que enarbola orgulloso la bandera argentina: “Este público es magnífico. Quiero recompensarles. Es tan emocionante…”. Se activa la megafonía y los vehículos toman posiciones. La presentadora del acto se emociona: “Saludemos a Míster Dakar: ¡¡¡Stéphane Peterhansel!!!”. Antes de la gran explicación, los concursantes se reencuentran e intercambian impresiones. Algunos incluso muestran su vehículo a sus rivales más directos. Robby Gordon, por ejemplo, le muestra su Hummer a Carlos Sainz, que se interesa por las suspensiones del motor. Orlando Terranova, por su parte, tiene más dificultades para relajarse: mascando chicle en su habitáculo, Terranova está ya concentrado en la carrera. Poco a poco la emoción da paso a la presión…
Etapa 1
Feliz Navidad, Sr. Baldwin
El Dakar es una carrera que se prepara. Y se prepara con mucha antelación. Ahora bien, este no ha sido el caso del Equipo Robby Gordon, que tuvo que arreglárselas para encontrar un sustituto en el último minuto para participar en esta edición de la carrera. El piloto estadounidense BJ Baldwin, que no estaba llamado a vivir la experiencia del Dakar, al menos no este año, fue invitado in extremis a ponerse detrás del volante del Hummer de Ronn Bailey, aquejado de un problema de salud. A la llegada de la especial de Córdoba, el vencedor de la Baja 500 en su edición de 2008 todavía no daba crédito. “Me pidieron que participara en el Dakar el día de Navidad, así que imaginaos, todavía no me he hecho del todo al vehículo. Hace años que no conduzco un motor de este tipo.” Más acostumbrado al Protruck o Trophy Truck con el que participa en la Baja, Baldwin se las ha apañado bien durante una primera etapa no especialmente indicada para los vehículos con tracción a dos ruedas: terminó 19º, a 13’53’’. Al bajarse del enorme Hummer, su principal preocupación era buscar una sombra a la que cobijarse para poder descansar discretamente. Su copiloto Kellon Walch, un tanto mareado tras la etapa, trataba, por su parte, de recuperarse tras una jornada de escándalo.
Etapa 2
Cabeza de turco
A juzgar por los suplicios que pasan algunos, el Dakar es mucho más que una pasión. Los años pasan y los escollos durante la carrera se multiplican… Pero eso no basta para pararle los pies al fuerte Kemal Merkit. Hace un año, por la misma época, le encontrábamos en la segunda etapa empujando su moto por el fesh-fesh para alcanzar la meta de la especial, el rostro lleno de polvo y lágrimas. Sin embargo, finalizaría el rally en 112º y antepenúltimo puesto, gracias a su coraje y abnegación. Un año más tarde, el piloto turco termina su segunda jornada del Dakar después de pensar durante mucho tiempo que sería la última. “¡Menudo día! En un momento dado he llamado por teléfono a una agencia de viajes para reservar mi billete de avión de vuelta a Estambul”. El piloto KTM se encontraba parado y no lograba arrancar la moto, pese a la ayuda del público argentino. “Tenía un problema con la alimentación de la gasolina. Durante una hora estuvimos verificando todo, desmontando y montado de nuevo, pero en vano. Y luego, simplemente quité el tapón del depósito, volví a intentar arrancar y funcionó”. Al piloto turco casi se le olvida añadir que justo después se cayó en un río y que nuevamente tuvo que desmontar todo para deshacerse del agua. Aún tendrá que superar 12 etapas y, probablemente, no pocos infortunios para lograr un nuevo éxito en su quinta participación.
De la Toscana a Gales, el Dakar en clave femenina
En el Dakar, hay cinco mujeres dispuestas a desafiar a los elementos y a vivir su pasión de motoristas. A Annie Seel, Mirjam Pol y Christina Meier les acompañan dos recién llegadas, la británica Tamsin Jones y la italiana Silvia Giannetti. La primera corre con los colores del equipo Desert Rose y se está defendiendo bien: “He tenido algún problemilla mecánico, pero ayer el terreno era ideal para mí: lluvia y barro. Me sentía como en Gales”. Silvia Giannetti, con su larga melena al viento, lleva montando en moto desde niña. Con 12 años tuvo su primera experiencia en un circuito. Pero desde 1999, se consagra al enduro y a los grandes espacios. Un momento clave fue un raid, en Túnez, en 2004, en el que contaba con el apoyo Fabricio Meoni. “Te defiendes bien, deberías disputar rallies”, le comentó el motorista. Silvia, que trabaja como bombero en invierno y en el estanco y bar familiar en la Toscana durante el buen tiempo, no ha tardado en dar la razón a su mentor. Después de haber comenzado tranquilamente con el rally de Sicilia en 2005, ha acumulado rápidamente buenas referencias deportivas con un 24º puesto en la general (1ª mujer) en el rally de Marruecos de 2005 y un 28º puesto (1ª mujer) en el de los faraones ese mismo año. Su objetivo final era el Dakar, al que tan solo se acercó un poco en 2008. En Buenos Aires, el 1 de enero, confiesa haber llorado al pie del Obelisco. Para ella, este Dakar del que tanto le había hablado Meoni es “¡Bello, bello!”, hasta tal punto que no le parece duro el recorrido y que todos los días se siente emocionada por la belleza de los vivaques y de la carrera.
Etapa 3
Retorno sorpresa
Algunos pensaban que Frans Verhoeven se encontraba de camino de vuelta a su Holanda natal. Sin embargo, el piloto es duro de pelar y hará falta mucho más que una avería mecánica para que tire la toalla. El domingo por la tarde, cuando se ponía el sol sobre el CH de llegada de la segunda etapa, el piloto de BMW llegaba a toda velocidad y casi se le olvida parar para que sellaran su carnet de ruta. Y es que el antiguo yesero había tenido un día muy duro. El piloto holandés, se tuvo que parar en el kilómetro 8 por una avería de motor. Así que dio media vuelta y regresó a pie. “Y hay que decir que con las botas de moto es como recorrer el doble de distancia”. Después de haber conseguido un motor, Verhoeven, octavo en el último Dakar de 2009, regresaba a su moto para iniciar la reparación. “Para quitar el motor tuve que dar unos buenos golpes con el martillo. Las BMW son sólidas.” Verhoeven llegaba al término de la especial en el puesto 148º, es decir, el último. Aunque muchos le daban por acabado, el motorista demostró ayer que sigue siendo capaz de golpear fuerte, puesto que acabó la especial con un honorable 11º puesto, a tan solo 24 minutos del vencedor del día.
Etapa 4
Salvada por un caballo
Al ver a Cristina Meier dirigirse al vivac de Fiambalá a eso de las 12h, muchos habrían pensado que la corpulenta alemana se había despedido de su Dakar 2010. Pero, lejos de ser el caso, la corredora venía a solicitar asistencia. Meier, una de las pocas mujeres inscritas en la categoría de motos, había tomado la salida del día y pilotaba sin excesivos problemas hasta que, transcurridos unos cincuenta kilómetros, se le caló la moto. No conseguía arrancar su Yamaha 450cc. Puesto que el recorrido de la especial era un bucle alrededor de Fiambalá, Meier se dio cuenta entonces de que se encontraba a sólo 2 kilómetros de distancia de la tierra prometida, el vivac y su camión de asistencia. No podía rendirse. “Llegué a caballo”, nos cuenta divertida al dirigirse en busca de su asistencia. “Un grupo de argentinos me ha estado ayudando a arrancar la moto y, al no conseguirlo, me han propuesto que volviera al vivac en un medio de transporte, cuando menos, original”. Tras su visita al vivac, Cristina regresaba a la pista acompañada de su asistencia para volver a salir al asalto de la fatídica especial del día. A las 19h16, la alemana pisaba de nuevo el vivac de Fiambalá… a bordo, esta vez sí, ¡de su Yamaha!
Un taxi a… Copiapó, por favor
Patrice Carillon acumuló muchos kilómetros a sus espaldas durante la etapa que desembocaba en Copiapó. Todo transcurría relativamente bien para el corredor hasta el kilómetro 50, donde una maldita roca hizo que tanto el piloto como su moto salieran despedidos contra el suelo. Consecuencia: una fuga en el depósito de carburante y una rueda seriamente dañada, pero, pese a ello, suficientemente en forma para continuar la ruta. El motorista consiguió llegar, mal que bien, al CP2, pero ya ahí su moto decidió dar el último suspiro. “He tenido que coger un taxi hasta Copiapó para coger carburante pero en el camino de vuelta ha sido el propio taxi el que se ha quedado sin gasolina.” Una anécdota digna de engrosar la larga lista de anécdotas del Dakar, pero afortunadamente con final feliz. “Nos hemos topado con unos turistas italianos que me han acercado en su 4x4 hasta mi moto. Les debo mucho”. Finalizada ya la especial, la principal preocupación de Patrice Carillon era, cómo no, encontrar una gasolinera para no volver a sufrir el mismo percance de vuelta al vivac.
Etapa 5
Tim sin Tom
A menudo –si no siempre- en las últimas posiciones pero siempre de buen humor, el genial Tim Coronel cruzó la línea de meta de la 5ª especial cuando se ponía el sol en el desierto de Atacama. "El hecho de terminar una etapa con este vehículo es, de por sí, una victoria". El neerlandés arrancó este Dakar solo al volante de un minúsculo buggy McRae equipado con un motor de Yamaha R1 y sin caja de cambios. "Donde tengo problemas es en los trazados más rápidos, pero te aseguro que en las dunas vuelo." Quien compartiera el volante de un Bowler con su hermano gemelo Tom el año pasado, compite ahora en solitario pero dispuesto a superar el desafío. "Cada día es una lucha”, confiesa Coronel. Prueba de ello es que sólo 2 de los 7 McRaes que tomaron la salida en Buenos Aires siguen en carrera.
Los pilotos de quads argentinos marcan el ritmo
No cabe duda de que la etapa de Antofagasta ha dejado huella. Los pilotos y sus máquinas han quedado tocados. El español Juan Manuel González, vencedor de la categoría en 2006, piensa que la carrera va “demasiado rápido”. En lo más alto de la clasificación general encontramos ahora a Marcos Patronelli, seguido de cerca por otro argentino, Jorge Santamarina, a 36’’. Da la sensación de que la batalla por el liderazgo nacional va a trascender la carrera en la categoría de quads. Alejandro Patronelli, hermano mayor de Marcos, rechaza la idea pero confiesa que "nos encanta competir..." Si no fuera por el tenaz español, Alejandro estaría también en el podio provisional. Su análisis es distinto: "Sin la ayuda de Dios, no hubiera llegado hasta Antofagasta. Al cabo de 50 kilómetros, se me rompió el radiador. No sé cómo he conseguido llegar. Ahora mi único objetivo es ayudar a mi hermano a alzarse con la victoria”. La competición en la categoría de quads se pone emocionante.