Pocas veces, me nutren las imágenes tanto como si cabalgasen poemas por cada pincelada, y este es el caso.
Damaride, una joven que no le bastó nacer hermosa, sino aspiró crear de sí la belleza, eligiendo trazos como poesía. Y celoso como soy, habló el poeta, antes que las galerías me la robasen, quise compartir su explendor con todas mis musas; o sea, ustedes.
Veo fluir tu canto, ese que deposíta temores en lo imposible,y desvaneces la nada
para sobre corales venerarte el sol.
Te acercas a mí, innorante de mi mirada,acaricias mi aliento,
como si supieses que te quiero mía,y le robas la luz al firmamento
para dármelo en delicadado.
Cuanto añoro que te quedes conmigo,cuanto quiero que en mi piel te poses. Con tu canto, le das nombre a mis finales,soy tu futuro, más deseo en eterno tu presente ser.
Avizoras mi fin, y extrañamente lo disfrutas.Te apartas y sin vacilar vuelves a mí.
¿A qué juegas? mi todo.
Amanece,
y dormida a mis pies te quedaste para mí.
No te lo he dicho, te amo.
Melodía de cabellos,
crepúsculo suave de coitos escodidos,
que en rubias cliznejas te iluminan el rostro.
Manjar de labios,
abordados en sutil por tu lengua pícara,
y aroma novedoso, el tuyo cuando el alba te besa.
Tus pupilas cansadas y gozosas se aperturan al día,
tu desnudes se nutre cálida,
con la braga húmeda que te lleva,
y me ves con amor distante,
pero al fin y al cabo, amor.
Tu amante me hice, cada noche, cada día.
Tu sueño me hiciste,
cada día, cada noche.
Con roce tibio me palpas como por última vez,en sonrisa suspiras y te alejas sedosa,
dejando la huella de tu andar danzante.
. . Pasan las horas, y no vuelves.
Soledad de presagios,
Estupor de miedos,
¿porqué?.
Resignación.
Lirios silentes desearán poseerme,manto de multitudes vendrán a mi encuentro,y nuevas carnes se acercarán a mí; Más tú, que supiste maquillar mis ansias con tu silueta, solo ausencia me regalas.
Fuí tuyo,
todo tuyo, mientras tu lienzo era,
y ahora que tu obra me haces,
soy de todos menos de ti.