Cual inexplicable modalidad que data de sus mismísimos orígenes y que aunque algo desvanecida en el tiempo prosigue con recurrente persistencia, el carácter eminentemente masculino del rock progresivo es un rasgo notable.
En su época de esplendor de buena parte de los ’70, la abrumadora mayoría de hombres no sólo era un detalle pertinente a la composición física de los grupos más encumbrados, incluso argentinos, sino también al propio público, tanto el asistente a conciertos como el consumidor de placas discográficas.
¿Acaso la mujer no fue seducida por el rock progresivo? ¿O no era "imagen" sobre un escenario atacando un moog polifónico o blandiendo una Gibson Les Paul o un Fender Jazz Bass, escoltada por una pared de Marshalls semejando una compacta guardia pretoriana? Nada más lejos de la verdad... pero entonces qué?
Afortunadamente algunas se aventuraron en solitario para brillar alto con una guitarra acústica y su voz activista (Joan Baez y Joni Mitchell) o hacer gala de un carisma sin igual marcando toda una época en la cultura hippie (Janis Joplin) o convertirse ni más ni menos que en la primera mujer del rock nacional (Gabriela). Pero eran casos aislados que, la verdad sea dicha, nunca respondieron a la esencia del verdadero movimiento progresivo. Las encuestas anuales del Melody Maker -tan en boga durante los ’70- que consagraban a compositores, arregladores, intérpretes, álbumes y demás, destinaban un único rubro al sexo femenino debido a su escasa representatividad: cantante. Y por lo general las cantantes de entonces se encuadraban casi en exclusiva dentro del género folk.
Hubo, sin embargo, unas pocas mujeres miembros de bandas progresivas alejadas de la corriente folk que entre fines de los '60 y comienzos de los '70 asumieron un rol preponderante como letristas y vocalistas líderes. Esos grupos fueron, entre otros, Curved Air, Renaissance y los norteamericanos Jefferson Airplane.
En un futuro vamos a embarcarnos en una rápida recorrida por todas estas bandas. Hoy hacemos la punta con Curved Air, una de las más ignotas en la Argentina que sin embargo dejó siete álbumes en los ’70 y ya está anunciando una nueva reunión para el corriente año.
CURVED AIR
Los rockeros memoriosos que hoy peinan canas (o ya ni eso) seguramente recordarán la ópera beat "Hair". Estrenada en 1967 en Estados Unidos, al año siguiente ganaba una platea preferencial en Broadway, donde se mantuvo en cartel durante casi 1.500 representaciones. Escrita por James Rado y Gerome Ragni (textos) y el canadiense Galt MacDermot (música) y protagonizada por hippies, conformaba esencialmente el marco típico de los problemas de la juventud norteamericana de entonces, pasando por la guerra de Vietnam, las drogas, el racismo, el sexo, la religión y las píldoras anticonceptivas. La audacia de su argumento y puesta en escena -donde no faltaron los desnudos- la dejó fuera de cartelera en varios lugares del mundo, si bien fue estrenada con elencos e idiomas locales en la mayor parte de los países europeos, Israel, Australia, Japón, Canadá, Brasil y Argentina. De sus partituras emergió una plétora de temas que harían historia, como "Aquarius/Let the sunshine in" ("Acuario/Deja entrar la luz del sol") en boca de todo el mundo a comienzos de los ’70, y los revivals de una obra que finalmente llegaría a la pantalla grande en 1979 prosiguen hasta el día de hoy.
La versión londinense de "Hair" comprendía un grupo de futuras estrellas de la música y el cine, entre los que asomaba la joven cantante folk Sonja Kristina Linwood, con una discreta trayectoria en el medio artístico. A fines de 1969 MacDermot era el productor de otras obras en Londres y un grupo llamado Sisyphus proveía la orquestación para una de estas, "Who the Murderer Was?". Sisyphus había tomado forma en el ’68 de la mano de los estudiantes de la Royal Academy of Music, Francis Monkman (guitarra y teclados) y del Royal College of Music, Darryl Way (violín) junto al baterista Florian Pilkington-Miksa y el bajista Roy Martin. Poco después la banda mudó de nombre, en lo que a sugerencia de Monkman sería una versión abreviada de la obra de Terry Riley, "A Rainbow in Curved Air".
La conexión entre dos allegados de MacDermot no tardó en aparecer. El novel Curved Air necesitaba una voz líder, Sonja Kristina fue invitada para una audición... y un nuevo grupo de curiosa factura musical que abrazaría las corrientes clásicas, románticas y barrocas acababa de aparecer en la escena progresiva inglesa.
Tan pronto como fue lanzada a la arena rockera, la propuesta de Curved Air comenzó a abrir oídos y despejar mentes ocupadas con el rhythm and blues, el estándar habitual de la música de entonces. Por un lado, el inusual violín de Way y por el otro la presencia de una cantante femenina en un entorno dominado por el sexo opuesto constituían caracteres ciertamente peculiares para una época plena de promisorios panoramas.
Tras la edición de un primer álbum, "Airconditioning" en noviembre de 1970 por Warner Bros., el Melody Maker resaltó con grandes expectativas: "Curved Air es la gran esperanza del rock para 1971". No era para menos: el álbum había trepado al 8º puesto de los charts ingleses, particularmente gracias a un corte descollante de la dupla Way-Monkman, "Vivaldi". Un violín endemoniado que en realidad se asemeja a una sección completa de violines domina una melodía respaldada por la base rítmica y alguna guitarra, esculpiendo un tema instrumental con crescendos apabullantes y un intermedio en el que Way se apodera de su propio festín. Hecho de por sí llamativo para una época en que el violín se veía más bien como un instrumento exótico dentro del pentagrama rockero, con posiblemente un único antecedente: Rick Grech en Blind Faith. El virtuoso Way se veía modesto con su tema explosivo: "Lo escribí como un juego; nunca pretendí hacer algo que se pareciera a la música ’seria’. El tema está inspirado en el espíritu de Vivaldi, pero no significa que represente la inclinación musical del grupo. Nuestra intención no es hacer música ’seria’ ni interpretarla, que es mucho más desastroso aún".
Claro que la voz de Sonja Kristina y sus letras también decoran una entrega singular: "Horas nocturnas, jugando al escondite (debo encontrarte) / Calles desiertas, estoy aquí en soledad (temiendo lo desconocido) / Caminando por las calles, te llamo, pero nadie viene / Corriendo por la ciudad, te llamo, pero no, nadie escucha / Sombras que se forman, ¿por dónde empiezo? La oscuridad va cayendo / Todas las puertas cerradas y las cortinas de las ventanas corridas (toda la gente se ha ido)", canta en "Hide and seek".
Con el brillante debut llegaron también los cambios de lineamiento, particularidad de la que Curved Air adolecería durante toda su existencia: el bajista Martin fue reemplazado por Ian Eyre. Un segundo álbum sabiamente titulado "Second Album" irrumpió en septiembre de 1971 y una vez más se ubicó en los charts ingleses en el 11º lugar. Mejor aún se posicionó el simple extraído del mismo "Back street luv"/"Everdance", que ganó un cómodo 4º puesto. Dicen los versos del lado "A" del simple:
"El verano se acerca, momento de soñar el día / Y es tan fulgurante la niña que hoy has conocido / ¿Lo logrará? ¿Puede hacerlo? Es como probar el amor, tímido amor.
Callejuela irregular, recostándose sobre el muro / Ella teje la historia de su vida antes que nada / ¿Dio ella amor? ¿Podría sentir amor? ¿Encontró amor? ¿Fue amor verdadero?
¿Dónde está tu sonrisa hoy? ¿Te defraudó? / Trata de comprender que ella no pretendió entristecerte tanto.
Callejuela irregular, posándose sobre un muro / Ella habla de hombres que conoció antes que nada / Cuando hacía el amor intentaba encontrar amor, cuando dé amor encontrará amor."
El ambiente del "aire curvo" comenzaba a caldearse. Disputas ante diferentes puntos de vista flotaban entre gira y gira, y nuevamente el bajista cedió su lugar a Mike Wedgood. Para Monkman, el centro de la banda nunca fue el mismo desde que Rob Martin había partido. Sin embargo, en medio de crisis personales y grupales entrevieron como "entretenida" la posibilidad de un tercer álbum. Hoy Monkman opina que "Phantasmagoria" (editado en abril del ’72) refleja cabalmente sus épocas críticas, pero en realidad se trata de un excelente trabajo. Grabado con el aporte de numerosos sesionistas en vientos y percusión, nuevamente la sutil poesía de Sonja Kristina perfila otro de los grandes clásicos de Curved Air, "Melinda (More or less)":
Dama encantadora cayendo, riendo la gloria de un arco iris / Dama encantadora alcanzando, clamando por el consuelo del brillo diurno / Melinda más o menos, Melinda más o menos en sueños.
Si acaso despertara una vez más, ella sabe que todo comienza de nuevo / Dormir, caminar, subir, caer, tonta gritándole a amigos sordos / Así es como termina / Melinda más o menos en sueños.
Esfúmate Melinda, esfúmate en la fantasía / Diles que no serás tocada como otro instrumento del destino / Esfúmate Melinda, en tu fantasía / Diles que no estás preparada para esperar a que tu sueño termine / Melinda más o menos en sueños.
Tan pronto como el tercer álbum salió a la calle, el grupo quedaría reducido al dúo Kristina-Wedgood ante la partida simultánea de Way, Monkman y Pilkington-Miksa.
La cantante, con un pequeño hijo que mantener, tuvo que volver a hacer una temporada con "Hair" en procura de fondos, pero el lineamiento de Curved Air no tardaría en verse reformado. Un entonces adolescente Eddie Jobson (uno de los músicos ingleses más ubicuos del rock) se uniría en violín y teclados, junto al guitarrista Kirby Gregory y el baterista Jim Russell. "Lo que yo quería hacer con la banda en ese entonces, -confiesa hoy Sonja- era otorgarle un cariz más rockero. Y el estilo de Kirby realmente me encantó: muy salvaje. Jim era igual, un baterista de rock sumamente sólido."
La nueva formación, que a sugerencia de su manager conservó el nombre del grupo, dio origen a "Air Cut", editado en abril de 1973. La firmeza de Eddie Jobson se hace notar y una vez más los intricados textos de Sonja Kristina dibujan extrañas sensaciones, particularmente en una de las bandas con el acertado título "Metamorphosis" (con música de Jobson):
"Somos los niños de la medianoche, marchando alto en un cielo helado de mercurio / Cantamos y nuestro aliento se vuelve escarcha, contemplamos y la escarcha se derrite / Oimos los locos vientos que lloran, no dormimos donde las mentes se encuentran / Soñamos con mares helados de mercurio y retratamos lo mismo / Danzamos y los mundos se derriten.
Cantamos cielo, contemplamos escarcha, soñamos mares, danzamos lo mismo / Retrato en un espejo, retrato en un espejo, observamos recién nacidos, tocamos demasiado / Soñamos cielo, danzamos lo mismo, fragmento de retrato, fragmento de retrato.
En la brumosa playa en la que yacemos, nacen niños oro y plata del hielo y el mercurio / Contemplamos y nuestros ojos ven muchos, tocamos y todo se derrite / Somos los niños de la medianoche, marchando alto en un cielo helado de mercurio / Soñamos y retratamos lo mismo, danzamos y los mundos se derriten."
De la misma época y con el mismo personal data el álbum "Lovechild", compuesto esencialmente por Sonja Kristina, si bien sería editado recién en 1990. "Ese álbum fue piratería total, -afirma la cantante-. Eran demos que yo había grabado para Warner Bros., los que de pronto se dieron cuenta de que yo era el único miembro original del grupo y que ya no era el mismo Curved Air de antes. Así que [el manager] Clifford Davis llevó las cintas a la Warner, la cual decidió por diversas razones que no iba a continuar con el contrato. Eso significaba que en ese momento Curved Air tenía que terminar".
Y terminó para la Warner... aunque muy poco después el grupo original se reunía en pleno, a excepción del siempre inestable puesto de bajista, que fue cubierto esta vez por Phil Kohn. En efecto, Way, Monkman y Pilkington-Miksa volvían a acompañar a Sonja en numerosos conciertos, dos de los cuales, celebrados en diciembre del ’74 en la Cardiff University y el Bristol Polytechnic de Inglaterra, fueron a parar al primer álbum en vivo de la banda, "Curved Air Live", editado en febrero de 1975.
Claro que la reunión sería momentánea. Monkman, Kohn y Pilkington-Miksa dijeron nuevamente adiós, dejando a Way y Sonja Kristina en procura de nuevos músicos transitorios para proseguir con el intenso programa de giras que abarcaban principalmente Inglaterra, pero también Estados Unidos, otros países europeos y hasta Japón. Los dos álbumes siguientes de Curved Air, "Midnight Wire" (1975) y "Airborne" (1976) cuentan con la participación de un futuro famoso baterista: el norteamericano Stewart Copeland, en pleno fogueo antes de alcanzar la cima con The Police... y antes de casarse con Sonja Kristina, matrimonio que duró 9 años.
A esta altura de los acontecimientos huelga aclarar que por entonces Curved Air era un grupo cuasi-anónimo en la Argentina. No sólo no existía edición nacional de sus discos, sino que la banda tampoco era objeto de notas o comentarios en las revistas del medio. La situación apareció más promisoria cuando por fin la filial local de la Warner (Sicamericana) se hizo eco del recopilatorio "The Best of Curved Air" editado originalmente en 1976 para presentarlo por estas latitudes al año siguiente. Como era de esperar para un título tan "llamativo" como ese, el disco contiene ocho clásicos de la banda incluyendo "Vivaldi", "Back street luv", "Melinda (More or less)", "Metamorphosis" y otros, abarcando todas las épocas.
Tras sus dos últimos álbumes de estudio la banda se disolvió y aunque cada uno de sus miembros seguiría involucrado en otros grupos y/o actividades solistas, durante años no volverían a tocar juntos. La reunión se produjo en 1990 a través del álbum en vivo "Curved Air Alive", nuevamente con el lineamiento original del primer disco, donde son recreados todos los clásicos, además de un nuevo corte de Monkman-Way al que con espíritu conmemorativo llamaron "Twenty years on".
Como muchos de sus contemporáneos, el estigma de Curved Air sigue vivo a través de reuniones esporádicas y box-sets o reediciones/regrabaciones recientes. Sonja Kristina y Florian Pilkington-Miksa prometen fechas de conciertos para los próximos meses, de modo que el nombre Curved Air sigue en plena vigencia.
Exotismo, talento, sensualidad, bellas armonías instrumentales y la voz y el carisma de Sonja Kristina han perfilado el sonido Curved Air a lo largo de estas cuatro décadas. Sin estridencias ni trayectoria altisonante han sido lo suficientemente originales para ganarse un merecido espacio propio en el panorama rockero y mantener presente la devoción de sus muchos seguidores. No es poco.
Más información:
- Sitio web oficial de Curved Air
- Sitio web de Sonja Kristina
- Sitio web de Darryl Way