Dame la mano, amor,que no podemos descansar todavía.
Tendrás que recorrer conmigo el tiempo;
mira cuánta distancia hasta la nieve,
cuántos copos de tierra para olvidar los ojos del pasado
y encontrar el mañana con un beso en la boca.
Ya sé que estás herido;
que te fatiga atravesar la noche
y tienes miedo de que, al final,
nos aguarde tan sólo la tristeza.
Ya sé que te rendiste muchas veces al sol que deshidrata todos los corazones;
pero yo te he salvado trayendo un fresco arroyo hasta tus venas.
Si no puedes con todo te llevaré en los brazos.
Has visto que soy fuerte
y que puedo arrasar todo el abismo.
Mataré los jaguares si se atreven a acercarse a nosotros.
Antes de que emprendiéramos el viaje cogí todas las armas
que tú me regalaste y me mentalicé para la lucha.
Puedo con el desdén de las anémonas,
con la desilusión de todos los reptiles,
con la envidia mortal del aguacero.
Apóyate en mi hombro.
A mí nada me agota,
ni siquiera la lluvia.
María Luisa Mora Alameda
Publicado por: gogolEtiquetas: Palabras de amor, poesia