En vistas de la visita de su Real Eminencia PeneAdicto XVI mm, he aquí un bonito regalo para tal calaña, el versí-Culo satánico de la epístola a los bujarrones según San EsKroto, todo ello acompañado, como no, de piadosas imágenes... Amén dico Vobis...
Ocurrió una madrugada de fin de semana, estaba harto de ver a los mismos de siempre, necesitaba carne fresca, así que iba cambiando de garitos para ver si la puta suerte hacía acto de presencia. Este sí, aquel no, el otro de allá quizás, mis ojos rebuscaban entre los culos, paquetes y rostros, a la caza de una presa apetitosa; estaba a punto de entrarle a uno cuando por el espejo que había detrás de la barra del bar vi una mirada que me congeló: era una de esas miradas de hijoputa que tanto me ponen: sí, esos putos ojos transparentaban peligro, violencia, bestialidad, era mi hombre. Me volví y divisé un culazo redondo y prieto sentado en un taburete, una espalda ancha y unos brazos poderosos, el pelo casi rapado al cero, una cabezota redonda y volutas de humo surgiendo a su alrededor. Frente a la pared donde él estaba sentado había otro gran espejo, por eso su cara se había reflejado en el de la barra. Yo seguí mirándolo fijamente y él a mí, mi mente calculaba la manera de acercarme y entrarle, nada de pedirle fuego porque no fumo, pero tenía que inventar una excusa antes de que otro se me adelántase... Al final decidí entrar por la cara con cualquier excusa por estúpida que fuera, me acerqué y me situé a su lado, lo miré arqueando un poco la ceja izquierda, (muchos tíos me dicen que eso me hace parecer muy sexy), puse mis labios al lado de su oreja porque la música sonaba estridentemente:
-Tu cara me suena de algo, ¿no nos hemos visto antes?- ya está, la primera gilipollez que se me ocurrió, deprimente pero a veces funciona y todo. Él me miró impertérrito, esos ojos endiabladamente negros me hacían subir la sangre a la cabeza de la polla.
-Puede ser, ¿has estado en la cárcel?- !vaya respuesta¡ ¿y ahora qué contesto yo?, me quedé con la boca abierta y seguramente con expresión de subnormal profundo. Por fortuna él siguió la conversación.
-Estaba bromeando. Tú a mí no me suenas de nada, pero si lo que quieres es un buen rabo lo acabas de encontrar- y entonces sonrío, y una perfecta hilera de dientes blancos sobresalió de entre esos carnosos labios por entre los que yo estaba rabioso, todo sea dicho, de meterles mi polla...
-Ah, ya, bueno, algo tenía que decir para entrarte- le dije sentándome a su lado en otro taburete- me llam...
Pero no me dejó terminar, con su manaza izquierda acercó mi cabeza a la suya y me metió su lengua serpenteante en la boca, mientras que con su otra mano me sobaba violentamente el paquete, encontrando ya casi una erección en toda regla...
-¿Te apetece que vayamos a follar? Tengo sitio- me dijo casi comiéndome la oreja. Su aliento olía mezcla a alcohol y tabaco, y eso me puso más cachondo aun...
-Claro, ¿está cerca?.
-A unos quince minutos, saliendo de la ciudad, vamos con mi coche- dijo metiéndose de un trago medio whisky que le quedaba. Nos levantamos y salimos. En poco tiempo dejamos la ciudad atrás y cogimos un desvío que me era totalmente desconocido, al poco rato cambió a otro camino ya sin asfaltar, las luces del coche alumbraron al final de todo una casa de campo rodeada de un alto muro. Detuvo el coche delante de una verja y nos bajamos.
-Es herencia de unos tíos, yo vivo en la ciudad claro, pero la casa está bastante bien conservada- me contó mientras abría un candado enganchado a una gruesa cadena, del otro lado se oía ladrar un perro furiosamente y una débil luz salía por las rendijas de la verja- ahora hazme caso de una cosa ¿vale?- me dijo muy seriamente antes de abrirla- dentro hay un dobberman enorme y no es muy simpático, así que aunque entres conmigo pon las manos sobre la cabeza hasta que entremos en la casa ¿vale?.
-Vale- dije yo poniéndome las manos sobre la cabeza ipso facto. Abrió la verja y entramos, el dobberman se acercó y me ladró específicamente a mí, a veces se detenía para olerme las piernas, yo caminaba detrás de mi ligue haciendo caso omiso del can. Llegamos a la puerta de la casa, abrió, entramos y volvió a cerrar, pulsó el interruptor de la luz y pude ver la casa, los muebles eran viejos y olía a humedad. En el lado derecho había una escalera, él empezó a subir.
-Vamos arriba, es donde tengo mi nido de amor- me dijo muy sonriente, le seguí los pasos y mientras subíamos se me escapó la mano y le sobé ese culazo por el que babeaba desde hacía media hora.
-Hay hambre ¿eh?- dijo él sin volverse.
-Un poco- le contesté muy cachondo.
Encendió la luz y todo se iluminó de color rojo, eran unos focos colocados en cada lado de la habitación. Una cama de hierro cubierta con sabanas limpias, y al lado una mesilla de noche. Una ventana tapiada de ladrillos, y en el suelo dos grandes altavoces de casi un metro de altura en cada rincón, el equipo de música estaba en medio de ellos sobre una tabla de madera. También había un armario, estaba cerrado.
-¿Te gusta?- me preguntó él mirándome muy complacido, como si me estuviera mostrando algo de lo que se enorgulleciera mucho.
-Hombre, un poco siniestro ¿no?- le dije yo con toda franqueza.
-A ti te voy a dar yo siniestralidad- me dijo acercándose y restregándome su paquete a la vez que me metía de nuevo ese pedazo de lengua. Si nos hubieran cronometrado mientras nos desvestíamos el uno al otro, nos hubiéramos llevado el primer premio sin lugar a dudas. Luego me empujó sobre la cama, se me echó encima y casi ni me dejaba respirar; era una vieja cama de matrimonio, estábamos justo en el centro. Yo le apretaba su duro culazo con ambas manos mientras sentía su verga luchando a estaca partida con la mía. Él cogió mis brazos y los alargó hacia ambos lados en cruz mientras me lamía la cara y el cuello a lengüetazos salvajes, entre sonoros jadeos, parecía un perro. Y de repente sentí algo fresco alrededor de mi muñeca derecha, llevó mi mano hacia el barrote de la cama y en cosa de décimas de segundo oí un click, quise incorporarme pero él rapidísimo se arrodilló sobre mis brazos estirados y llevando mi otra mano al otro barrote escuché un segundo click. Resultado: me había esposado a la cama en unos segundos, y yo con ojos de pasmado idiota.
-Es que soy poli y vamos a jugar a que estás detenido ¿vale?- me preguntó igual de sonriente, mi primera impresión fue de pánico, pero por si acaso decidí seguirle la corriente.
-Vale, pero ¿cómo lo has hecho tan rápido? Apenas he tenido tiempo de reaccionar- le contesté muy sinceramente.
-Muy fácil, las esposas ya estaban puestas en los barrotes, pero escondidas tras el colchón claro, sólo tenía que cerrar la otra parte en tu muñeca, je, je, je, je, je...
-Qué listo, muy muy listo- le dije sonriendo- y ahora ¿qué?- y entonces deja de sonreír y se pone a pegarme tortazos con la mano abierta en la cara. Apenas puedo reaccionar, sólo sé que no puedo esconder la cara, no puedo defenderme, lo tengo encima y se está desahogando con mi cara, me cagó una y otra vez en todo, me duele y me duele y no puedo hacer nada, apenas mover las piernas enloquecido y retorcerme como una serpiente, y gritar, y me duele más y más... después, silencio... Se oyen mis gemidos y su respiración entrecortada.
-¿Qué te parece, a qué reparto bien?- me dice todo satisfecho el hijoputa.
-No ha tenido ninguna gracia- siento un sabor conocido en la comisura de los labios, estoy sangrando, con la lengua voy lamiendo lo que pillo, no vaya a ser que la sangre lo anime más.
-En serio, soy poli, ¿no te gusta jugar? Ahora verás, nos lo pasaremos bien- Entonces se baja de la cama, abre el armario y veo que se viste de cuero negro, lo que me faltaba. Unos pantalones negros abiertos por la entrepierna por donde sobresale su enorme pollón tieso y los cojones colgando, y el pecho cruzado por cadenas. Me mira, me duele toda la cara y la cabeza también, me vuelvo a cagar en todo una vez más...
-Vaya, se te ha ido la erección, creí que eras más cachondo- se acerca a la mesilla de noche, rebusca en un cajón y abre una bolsita, saca una jeringuilla y sin contemplaciones me la clava en un brazo y me la vacía. A la puta mierda todo, a saber qué me habrá puesto...
-¿Qué es eso?- le pregunté sin muchas ganas de saberlo...
-Te ayudará a estar despierto, veo que eres algo flojucho, je, je, je, je, je- no notaba nada todavía. Él se acercó al equipo de música- Necesitamos un poco de ambiente sonoro, ¿te gusta Diamanda?.
-¿Quién?- ni siquiera estaba seguro de lo que me había dicho.
-Diamanda Galas- me repitió muy despacio.
-Me suena a grupo heavy- le dije sinceramente.
-Qué heavy ni que pollas en vinagre. Escucha esto- le da al Play y empieza a sonar la voz de una mujer muy siniestra, canta en inglés y entiendo algunas cosas como: “Dame sodomía o dame muerte”, y “Bienvenidos a la Casa de la Sangre”, luego unos gritos con ecos que parecen surgir del mismísimo infierno. Él se acerca de nuevo a la cama y se echa encima de mí, me empieza a chupar la polla y me mete uno de sus dedazos por el culo lentamente, al poco rato consigo una erección aceptable y él se sienta encima y cabalga salvajemente sobre mí, poniendo sus brazos hacia atrás. Veo su cara enrojecida por la luz, tiene los ojos cerrados y el labio superior vuelto hacia arriba enseñando sus poderosos dientes, sólo espero que no le de por morderme cuando se corra y me desgarre la yugular, puta influencia de las pelis de vampiros de los cojones!!!... La canción es la misma una y otra vez, apenas dura un par de minutos, y suena enloquecida y aterradoramente, reverberando por toda la habitación, con todos esos gritos diabólicos. Me sigue doliendo la cara tras aquella sórdida tanda de ostiones, pero me siento muy caliente y muy cachondo, quizás por lo que me ha pinchado el cabrón. Él no para de cabalgar sobre mi polla y veo la suya totalmente vertical y babeante apuntando hacia el techo.
Al cabo de un rato y después de tanta orgía frenética empiezo a gemir y me corro dentro de él, mi cuerpo se convulsiona y no paro de jadear; él se da cuenta, se coge la polla y se la casca violentamente, a los pocos segundos me riega el pecho y la cara de lefa, luego se echa encima de mí con todo su peso, sudoro y jadeante, me lame la cara y se traga su propia leche, luego me morrea y me trago también parte de su lefa, total, ¿qué mas da?, quizás sean mis últimas horas o minutos de vida.
-¿Qué, a que te ha gustado?- me pregunta en voz muy alta junto a la oreja mientras me estruja la polla que sigue igual de tiesa.
-Ha sido el mejor polvo de mi vida, y más en estas condiciones- grito yo mintiendo mientras mi cabeza sólo piensa en cómo escapar de este puto psicópata de los cojones. Él se levanta y apaga la música, luego vuelve y se echa a mi lado cogiéndome la polla de nuevo, qué obsesión!!!...
-Sabía que te gustaría, ya te lo dije, je, je, je, je, je....
-¿Puedes soltarme ya, me gustaría mear?- en parte era verdad, pero sobre todo era por si había una oportunidad para escapar.
-¿En serio? Pues empieza a mear, me pone burro la lluvia dorada- y colocó su cabeza al lado de mi polla, así que tuve que hacerlo para disimular; el tío no dejó escapar gota, en parte se lo bebía en parte se regaba la cara, hasta que terminé.
-Bueno, ¿me sueltas ya?- le dije sonriente- ya hemos jugado bastante ¿no?.
-A ver, a ver!!!- dijo mirándose el reloj- pues todavía no son las tres, hasta que no lleguen ellos no te puedo soltar.
-¿Ellos? ¿quiénes? ¿van a venir más polis?- le pregunté bastante intrigado.
-¿Cuántos años tienes?- me dijo pellizcándome los pezones.
-25, ¿quiénes van a venir?.
-Bien, supuse que eras bastante joven, se te ve sano y eres muy guapo, así que supongo que lo apreciarán y me pagarán bien.
-¿Te pagarán, quiénes? ¿estás bromeando de nuevo?- confiaba en que me soltaría alguna tontería.
-Verás, no sé si son rumanos o búlgaros, yo sólo hablo con uno de ellos, les paso a chicos jóvenes y los utilizan de dos maneras: primero los prostituyen, es decir, los tienen encerrados en algún lugar y los venden al mejor postor que quiera pagar por los servicios sexuales que quiera, así una y otra vez hasta que por el motivo que sea los tienen que quitar de la circulación. Entonces los pasan a otro grupito que aprovechan a los jóvenes para el tráfico de órganos, ya sabes: les quitan los riñones, el hígado, los ojos, el corazón, la sangre hasta la última gota, etc... Y a mí me dan un pastón por cada ejemplar- terminó diciendo mientras volvía a sobarme la polla. No sabía qué pensar de todo ello, desde luego por la ración de ostias y el pinchazo sin mi consentimiento, debería tomármelo en serio. Pero tenía que pensar rápido y decir o hacer algo para que me soltará y salir echando leches de ahí...
-Desde hace unos meses soy seropositivo- fue lo primero que se me ocurrió, era mentira claro.
-Bueno, pues sólo te utilizarán para prostituirte. Por cierto, yo también lo soy, por eso no te he puesto condón, je, je, je, je- lo que faltaba!!! otra vez no sabía si iba en serio o no, si era cierto acababa de tragarme su leche hacía un rato, aquello me provocó verdaderas nauseas. Pero tenía que seguir diciendo o haciendo algo, en eso estaba pensando cuando sonó un móvil desde la mesilla de noche, él se puso de mala gana.
-¿Sí?... ¿qué, ahora?... ¿pero de qué vas tío?... yo, además, no, no, ahora no estoy en la ciudad, tardaré unos veinte minutos. Sí. Pero, pero ¿por qué no mandas a otro?. Puta gentuza!!!- y acto seguido ocurrió algo que no esperaba: de la misma mesilla de noche sacó las llaves de las esposas y me las quitó- Me tengo que ir pitando a una redada, puta gentuza, a estas horas y con lo bien que lo estábamos pasando, ¿verdad?- decía mientras se vestía a toda prisa.
-Pues sí, qué putada!!! ya seguiremos en otra ocasión- le dije para tranquilizarlo mientras me vestía más rápido que él. Bajamos pitando y salí de nuevo con las manos sobre la cabeza. Una vez afuera, él volvió a cerrar la verja y nos metimos en el coche- Oye, lo de que soy seropositivo era una broma, simplemente te estaba siguiendo el juego- le dije por si acaso.
-Yo también bromeaba tío, pero ¿a qué acojona estar ahí sin saber si va en serio o no?...
-Y tanto joder, y tanto!!! creí que iba a ser mi última noche, uf!!!...
-Ja, ja, ja, ja, ja, ja, hay alguno y todo que se mea del miedo, tú al menos aguantabas- me dijo a carcajadas. Maldito hijoputa, si supiera la poca gracia que me hizo estar ahí tendido con su puto juego. Cuando íbamos a salir del camino sin asfaltar casi chocamos con una furgoneta, él detuvo el coche y se paró, se acercó y se puso a hablar con el conductor; como los faros de su coche daban al furgón podía ver los rostros de dos hombres en los asientos delanteros, parecían extranjeros y cualquier cosa menos buena gente. Mi mente olió el peligro y ya fueran búlgaros, rumanos, o vampiros húngaros, salí del coche y empecé a correr echando leches campo a través, en dirección a la ciudad sin volverme un solo momento, a pesar de oír gritos a mis espaldas.
Llegué como pude a un cruce de una carretera y luego enfilé ya una calle que daba a un barrio conocido. Cuando llegué al centro y subí a mí coche, me toqué la polla, seguía igual de rígida, bendita jeringuilla la que me clavó el cabronazo. Jo, qué noche!!!...
Diamanda Galás - "Scream Of Love"
Xim #10